Hosoda logra mantener el relato bajo control a medida que le añade elementos inesperados. La película no solo rebosa imaginación y energía visual, sino que las utiliza para transmitir emociones profundas.
Exceso y autoindulgencia. El conjunto resulta ser mucho menos que la suma de sus partes: una serie de destellos de brillantez que iluminan un panorama desolador.
Ryan Coogler ha confeccionado un homenaje genuinamente afectuoso a la saga; nunca antes en la saga los combates habían sido orquestados con tanta fluidez.
En lugar de abordar la vejez y la amistad, la película opta por una serie de torpes intentos de humor burdo. En definitiva, se convierte en un extenso trayecto sin rumbo claro.
Taratuto avanza la trama de manera torpe, intentando ser entrañable y conmovedora a toda costa. Promueve una concepción de la camaradería que resulta misógina y de un gusto cuestionable.
Una colección de chistes no es necesariamente una película, y 'Ted 2' ni siquiera intenta funcionar como tal. La obsesión de Seth MacFarlane por provocar ya solo genera tedio.
Irresistible 'mashup' de una acumulación de interacciones mundanas que acarrean un poco de melancolía y mucho del tipo de comedia que no necesita parecer comedia para hacer que te partas de risa.
[Salles] se limita a reproducir los clichés más manidos de la iconografía beat. En lugar de profundizar en la psicología de Kerouac y sus contemporáneos, los presenta como jóvenes arrogantes, perezosos y narcisistas, resultando en personajes, sobre todo, bastante poco interesantes.
No logra conectar con el público. Se basa en personajes estereotipados y presenta una narrativa típica del cine de prisiones. Aunque no es aburrida, tampoco deja una impresión significativa.
A través de dibujos animados, Yeon Sang-hoo carga contra las injusticias de la sociedad coreana y juega con las convenciones de género en un clima de tensión sofocante.
Aunque son ricos en atmósfera, los segmentos de acción real tienden a ser repetitivos. En contraste, las partes animadas son absolutamente fascinantes. A pesar de este desequilibrio, la obra en su conjunto se presenta como un relato perturbador.
Una sorprendente dosis de oscuro sentido del humor, con una atmósfera eficazmente lúgubre y opresiva, solo interrumpida por algunos efectos digitales. Sin embargo, el último tercio de la película desvía la atención al caer en la estupidez.
Una odisea desperdiciada. Pantoja, transformado en un personaje casi secundario de su propia historia, muestra la incapacidad del director para infundirle un auténtico impacto dramático.
El secreto para disfrutar de la película es prestar menos atención a su argumento y concentrarse en cómo este se evoca a través de las canciones, viéndola principalmente como un deslumbrante álbum visual.
La película muestra una sofisticación formal y dramática similar a la de un episodio de ‘Acacias 38’, con una interpretación completamente desbordante de Toni Servillo en el papel central.