Una colección de virguerías visuales tan extensa que resulta difícil enumerarlas. Al unirse a una serie de monólogos elaborados, se convierte en una película agotadora. Sin embargo, Greenaway logra compensarlo, o casi, con su energía e inventiva.
Es una versión de bajo presupuesto de una película de los X-Men que presenta los mismos problemas frecuentemente asociados al cine de Marvel, como un metraje excesivo, ambiciones desmedidas y secuencias de acción confusas.
Genera dosis efectivas de tensión a partir del evidente riesgo que afronta su héroe, pero a cambio resulta tan inverosímil que acaba insultando a la audiencia y trivializando los horrores que recrea.
Construye un mundo de colores apagados que transmiten sobriedad y control, evitando adentrarse en lo sobrenatural para capturar el horror de un mundo abocado al desastre.
Al actor Eisenberg no le favorece ni el excesivo sentimentalismo de la historia ni la tendencia de los diálogos hacia una solemnidad estereotipada. Lo más notable de ‘Resistencia’ es su simple existencia.
A medio camino entre el biopic y el thriller, esta adaptación del best-seller de Laurent Binet sobre el general Reinhard Heydrich resulta inconsistente y académica.
Logra que su eficacia como homenaje al espíritu del Hollywood clásico suplante sus carencias como relato de pasiones y traiciones en tiempos de guerra.
Cargado de pesado simbolismo y excesivamente expositivo, el relato también se desvía en demasiadas direcciones tediosas antes de llegar a una conclusión que traiciona fatalmente al héroe.
La película resulta mecánica y repetitiva, presentando una serie de clichés cinematográficos que giran en torno al triunfo del ser humano frente a la adversidad.
Contemplarla ofrece la sensación de estar asistiendo a una representación teatral en directo. En última instancia, la nueva película confirma qué buena sociedad artística forman Anderson y Dahl.
Una película incapaz de transmitir personalidad, energía y pasión. Pese a que su director es un artista extraordinariamente dotado para la narración visual, no ofrece ni una idea de puesta en escena ni un hallazgo formal.
Nadie pone en duda que Luhrmann siente un genuino interés por Presley. Sin embargo, su película explota la iconografía de Elvis de manera poco sutil, recordando la actitud del Coronel Parker al aprovecharse de su talento sin reservas.
'Earwig' transita constantemente por un territorio incierto entre la realidad, los sueños, la memoria y el delirio. A lo largo de su desarrollo, logra transformar la fealdad humana en una serie de imágenes cautivadoras que hacen que, al verla, uno casi se olvide de parpadear.
La película se ve afectada por diversas subtramas innecesarias, un esfuerzo por desarrollar ideas exclusivamente a través de los diálogos y una notable falta de acción y tensión.
Los personajes están trazados en blanco y negro, y el clímax dramático ofrece una resolución demasiado fácil que no respeta la lógica ni la progresión emocional de la historia.
Por momentos, funciona menos como una película que como una sucesión de secuencias memorables. Sin embargo, esto no implica que explorarla no sea gratificante. Es una película realmente divertida.
Nadie puede igualar el dominio del ritmo de Spielberg, ni su habilidad para crear atmósferas, ni su espléndida capacidad de adaptar la historia a las exigencias del entretenimiento popular sin perder su esencia.
La apuesta del director por contemplar la historia desde el surrealismo y la intrepidez conceptual degenera en amaneramiento y falta de foco, y sus intentos de poesía macabra se quedan en mero fetichismo necrófilo.