El conjunto es poco más que un revoltijo de ideas robadas y maquilladas con colores vistosos, que finge emociones verdaderas y tramas complejas. Su narrativa es tan dramáticamente inerte que prácticamente pide a gritos ser ignorada.
Una película incapaz de ofrecer nada que no sea oportunismo y nostalgia trillada. Y, por supuesto, reírse de sí misma de ningún modo la exime de culpa.
Ben Lewin no logra decidir si su intención es utilizar a la joven para explorar de manera coherente un desorden psicológico o si simplemente le interesa representarla como una heroína.
Puede que la 33ª película del Universo Cinematográfico de Marvel no sea la peor de todas, aunque también podría serlo. Sin embargo, sin duda es la más caótica. Se siente como una adición innecesaria al universo de Marvel.
Es una película increíblemente estúpida, quizá la más estúpida de su director -decir eso es mucho decir-, pero da la sensación de no tomarse a sí misma suficientemente a broma.
Solo hay un personaje con menos expresividad que el héroe del título, y se llama Chewbacca. El gran problema de 'Han Solo' es que de algún modo vulgariza el universo Star Wars.
Esta película sigue la misma línea que las entregas anteriores de la saga. Sus aspiraciones se limitan a reutilizar personajes y situaciones conocidas, combinándolas con un número aceptable de efectos visuales.
Los directores intentan embutir el metraje con un exceso de argumento y trama, sin embargo, Ruby exhibe un puñado de efectos visuales deslumbrantes y una contundente celebración del matriarcado.
Esta secuela exhibe más presupuesto y más personajes pero no más argumento. Roberts envuelve el relato en una atmósfera claustrofóbica y lo complementa con secuencias de acción efectivas.
Avanza con tanta energía y encadenando tal cantidad de chistes eficaces que muy pocos de los adultos obligados a verla sentirán la necesidad de ponerle pegas.
Hay mucho que criticar sobre la teleserie 'Los vigilantes de la playa', pero una película tan carente de gracia, creatividad e ideas como esta no tiene lugar para hacerlo.
Gillespie no solo logra que conceptos financieros complejos sean más comprensibles que en 'La gran apuesta' (2015); también consigue que la trama resulte verdaderamente entretenida.
La película presenta una serie de coreografías excepcionalmente bien ejecutadas y repletas de tensión. Además, logra simplificar un tema complejo, lo que podría considerarse su mayor virtud.
Ridley Scott traslada el 'MeToo' a la Edad Media. Sin embargo, el mayor inconveniente radica en su estructura, ya que presentar repetidas variaciones del mismo relato no contribuye a una mayor complejidad psicológica ni la hace más elocuente.