Más preocupado por lo que representan los personajes que por elaborar un drama completo con gente de carne y hueso, la película de Cone sólo presenta buenas intenciones.
Este silencioso y conmovedor relato a pequeña escala sobre la tristeza y la fe tocará la fibra tanto entre la muchedumbre de la iglesia como entre los aficionados del cine contemplativo y teológicamente predispuesto de Malick.
Una tragicomedia tímida. Su guion, que parece un esbozo, no tiene el absurdo necesario para provocar carcajadas, ni la profundidad para hacer que la película sea conmovedora.
La incongruencia entre la estética y el tono de superproducción de Besson y la pura estupidez de la acción es tan profunda que resulta difícil comprender cómo nadie se dio cuenta, en tiempo real, del fiasco que estaban creando.
La película de terror de 2017 es principalmente emocionante gracias a la partida a cinco juegos de 2016 entre AlphaGo y Sedol, que aporta un gran nivel de tensión.
No logra establecer la adecuada armonía entre la inquietante sensación de miedo y la entrañable dulzura que ha caracterizado las obras más destacadas de Henson.
A sus 98 años, Attenborough se mantiene como el referente indiscutible del cine de naturaleza, elevando constantemente las expectativas con esta nueva serie que explora la extraordinaria diversidad de los mamíferos en nuestro planeta.
Aunque decae en su segunda mitad con desvíos innecesarios y un exceso de autocomplacencia, ofrece una perspectiva profunda sobre la lucha de las mujeres por ser escuchadas.