Se presenta como un giro narrativo que se aleja de la trama principal, pero ofrece valiosas pistas para los seguidores más leales de la franquicia. Lo más destacado es su sorprendente y divertido desenlace.
Un tren de la bruja que te invita a disfrutar sin pensar demasiado; esta vez, su sólida construcción permite ignorar algunos errores evidentes y simplemente dejarse llevar.
Un orgulloso entrelazado de clichés y escenas emblemáticas que siempre ofrece más. Es una celebración del placer del cine, y al mismo tiempo, un apasionante homenaje al género.
Una reinterpretación de su película original, priorizando la impresión del nuevo espectador sobre el conocimiento previo del humor. La ambigüedad de Ed Helms une un grupo algo desorganizado.