Retrato colectivo de sentimientos, emociones, alegrías y penas, donde la cultura brilla por su ausencia, una falta que se atribuye más a las circunstancias del país que al trabajo de los creadores de esta película.
Retrata a un personaje con pensamientos definidos. Es, ante todo, una obra histórica y un testimonio cinematográfico, lejos de ser una pieza de propaganda.
La intriga es predecible, ya que muchos eventos son fáciles de anticipar. Sin embargo, la verdadera fortaleza de la película radica en la excelente química entre los dos personajes principales.
Esta nueva perspectiva tiene un atractivo particular que me lleva a disentir de la crítica del New York Times, que la calificaba de insípida. La película realmente no carece de sabor.
Olvídense de la lógica porque no la hay en este guión escrito por los autores de 'Resacón en Las Vegas'. Rían con la comedia y déjense impregnar de la oscuridad de una historia que termina en un giro relativamente inesperado.
Estructura compleja que en ocasiones funciona de manera fluida y otras puede resultar incómoda. Sin embargo, el resultado general es bueno, especialmente gracias al destacado desempeño de un elenco talentoso.
Si buscas coherencia y un mensaje profundo, esta película puede no ser para ti. Es un filme que, aunque a veces resulta divertido, carece de verdadera profundidad y relevancia.
Lo realmente impactante es comprobar que casi un siglo después de la Revolución de Octubre y más de medio siglo tras la muerte de Stalin, Rusia permanece en la misma situación que estaba.
El documental presenta dos secciones entrelazadas por breves ficciones que evocan el estilo de las películas de los años setenta. A través de estas narrativas, se exploran personajes que han caído en el olvido, ofreciendo una visión nostálgica y reflexiva.
Es una película donde no se presentan sucesos trágicos ni villanos claros. En cambio, retrata aquello que, aunque no sea cinematográfico, resulta fundamental: la vida.
Julliand retrata con sinceridad la dura realidad que enfrentan los niños, permitiendo que ellos mismos establezcan el tono de sus historias y elijan lo que desean que se filme, siempre desde su perspectiva.
Historias de niños con leucemia son comunes en las telemovies, pero 'El vuelo del tren' se destaca al alejarse de este enfoque. La habilidad de Paco Torres para jugar con el color, la luz y la música aporta una estética única que eleva la narrativa.
Para quienes creen que el futuro radica en la educación y en los niños. Destacan las valiosas ideas que estos pequeños ofrecen, aunque las pretensiones a veces se sienten excesivas.