Serebrennikov es un genio que transforma la historia de esta mujer en un verdadero prodigio visual. Cada momento resulta más sorprendente que el anterior, cada cuadro es magnífico y cada escena demuestra una extraordinaria composición.
Es agradable disfrutar de la actuación de Wahlberg y su enfoque sin lloriqueos en el melodrama. Aunque podría carecer de la grandeza cinematográfica esperada, cumple con su propósito como homenaje al Padre Stu.
El buen trato visual, el cuidado en los detalles y la originalidad en la construcción del relato le otorgan un plus de interés a la vida de este artista.
Lo que realmente la rebaja de la excelencia es su forzada adhesión al musical. Está muy bien ambientada y elegantemente filmada, ofreciendo momentos de intensidad, aunque le falta un poco de olfato.
Se mezcla lo real y lo ilusorio. Hay un claro propósito de homenaje, una recopilación de emociones y obras, un viaje que aborda el peso del pasado. Sin embargo, la trayectoria resulta confusa y enigmática.
Está atiborrada de cine. El uso de la imagen y el texto es ejemplar. Los recursos visuales son hermosos, elegantes y sugerentes. Se trata de una película distinta, desenfadada, elaborada con esmero.
Cousins elabora documentales con un enfoque familiar hacia el sujeto, y en este caso, aborda la enigmática figura de Orson Welles desde una perspectiva y un tono completamente diferentes.
Se sale de 'Bergman, su mejor año' absolutamente empapado de negros, blancos y grises. La sensación tras ver estas películas de Bergman es que, sin importar cuántas veces se disfruten, siempre quedará la impresión de que han sido pocas.
La información exhaustiva y el uso meticuloso del detalle, así como la acumulación de material que alimenta la pira que consume su figura, hacen de este documental una obra tanto admirable como desconcertante.
La directora combina sutileza, dureza y una magnífica ambientación para dar vida a su narrativa, mientras que la actriz Alba August aporta su propio talento para enriquecer la experiencia.
Este documental destaca la incomodidad de Saura consigo mismo, lo que resulta curioso y a la vez entrañable. Refleja no solo su esencia personal, sino también la conexión con su familia y la complejidad de su obra.
La afirmación y reivindicación femenina adecúa su temperatura a lo melodramático, a lo romántico, a lo gótico y a lo estrambótico, con un buen acabado visual y un cítrico zumo de pasiones y emociones.
La historia de esta batalla es fascinante, aunque no tanto como esos dos personajes, y el director intenta contar los hechos con narrativa clara y ordenada, a pesar de lo cual no puede evitar que las ideas (...) se empastelen (…) Puntuación: ★★★ (sobre 5)
Mladenovic logra crear un retrato áspero y sombrío solo con el uso de la cámara. Aunque la trama resulta confusa, las imágenes tienen la fuerza suficiente como para provocar la necesidad de disfrutar de un par de cervezas.
Se entra a la película con la esperanza de un rastreo, un contacto con el genio, pero se sale de ella con la fe de un doble e inesperado gran encuentro, con la tecla de un músico inmortal y con la de un joven cineasta que llega en tromba.
Una especie de "thriller" en el que la política, los medios de comunicación y los derechos civiles se manosean como en el cuarto oscuro de un sex-shop. Destaca la excelente interpretación de Daniel Brühl, como siempre.