El director logra captar el tono de su profundo argumento humanista mediante una ambientación sorprendente y un personaje cautivador. Karra Elejalde ofrece un gran desempeño, destacando por su sencillez y franqueza memorables.
Cuenta una historia muy entretenida y rápida y además utiliza materiales muy apropiados (sin ser bobos) para la infancia en su argumento un guion a la altura de la mirada de sus espectadores
Honrosa animación. 'Una familia de superhéroes' es visual y técnicamente atractiva, aunque compite en otra categoría frente a los grandes estudios de animación. Destaca por las proteínas saludables que ofrece a la infancia.
Es exactamente lo que su público espera de ella: un rato de enredo, algunas risas. Sin embargo, dado que la trilogía ha perdido fuerza, se podría esperar un poco más de ingenio del indudable talento de Santiago Segura.
El guion de Mireia Llinàs y David Marqués presenta una estructura simple, algo superficial, pero logra abordar temas profundos de manera accesible. Esta simplicidad permite que los asuntos tratados se purifiquen a través de la encanto y la conexión entre padres e hijos.
Su encanto reside en que se disfruta de manera sencilla, atravesando la trama sin grandes descubrimientos ni sorpresas, pero con agrado y entretenimiento.
El esquema resulta funcional y atractivo, con una trama sencilla que ofrece suficientes giros y sorpresas para mantener la atención del público adecuado.
Irreverente pero sedosa comedia que Singh filma sin pudor con una extraña combinación del aire Tim Burton y un sudor entre el mundo de Valle Inclán y el de Lewis Carroll
Torrente de sencillez, de profundísima sencillez, de esta obra maestra (...) Película maravillosa, nutritiva y que Jarmusch nos la cocina con el máximo gusto, cuidando el detalle de repetir sin agotar (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)
La película es redonda, probablemente la mejor de la trilogía, y desemboca en un tercio final sublime en el que la nocturnidad y la alevosía tiñen la película de grandeza y catarsis.
Contra su título, es una película muy controlada que aborda esta adicción con una profilaxis y una precaución que la sitúan en una delgada línea entre el drama y la comedia.
Tanto la historia como su tratamiento del cruce sin semáforos se sienten algo gastados, pero conserva esa frescura, aunque en ocasiones se percibe forzada, que caracteriza al cine independiente estadounidense.
Brillantísima, sofisticada, retorcida y críptica. Historia vulgar, sabida y sobada por el cine y aledaños, que Lynch consigue convertir en lo nunca visto.
Película ingenua, llena de ápices de encanto y tan pegada a la vía del tren, al gag visual y la charla silente que uno no se sorprendería ver en ella de repente y de soslayo a Buster Keaton.
A pesar de su impactante primera escena y la forma espectacular en que se presenta el conflicto, el director no le concede espacio a su obra y opta por un enfoque directo, transformándola en un incesante thriller.