Las aventuras son delicadas, cargadas de humanidad, melodrama y romance, lo que les otorga un encanto particular, especialmente gracias a las actuaciones femeninas. Es posible que algunos sientan que la historia les resulta familiar, y no estarían del todo equivocados.
Está llena de momentos, de situaciones y secuencias de una espectacularidad a prueba de lógica y que cumplen esa función de hipnotizar y entretener al espectador hasta que el chasqueo de la palabra "Fin" lo despierta.
Una película fascinante que hipnotiza con impresionantes imágenes y un lenguaje enigmático. Incluye primerísimos planos del rostro de Beckinsale que rivalizan con la belleza del sol de la Acrópolis.
El espectador puede sentirse abrumado por la intensa adrenalina y las pasiones que se entrelazan. Si logras distanciarte un poco de la trama, podría parecer que la representación de los villanos no logra llegar a su máximo potencial.
Dos elementos destacados elevan notablemente la película: las actuaciones de Diego Luna y Ariadna Gil. La producción se presenta como una atractiva mezcla de cine potente que, al mismo tiempo, mantiene un matiz sutilmente femenino.
La trama resulta angustiante, con una destacada actuación de John Goodman. Sin embargo, algunas inconsistencias en el guión y un desenlace insatisfactorio debilitan la obra.
La producción es impresionante y aporta autenticidad a la representación. El director logra establecer un ritmo intrigante que mantiene al espectador en vilo, capturando su estado de ánimo de manera efectiva.
Colosal ejercicio cinematográfico con una vigencia metafórica asombrosa. Los personajes hacen que la monumental película se presente de forma tangible, entregándola al espectador de manera sólida pero accesible, sin sacrificar su esencia épica ni lírica.
De la luminosa reconstrucción de Galdós a los oscuros fusilamientos de Goya, Garci presenta un banquete de personajes, formando un impresionante orfeón en torno a la pareja principal.
Una historia centrada en la experiencia femenina en un entorno masculino y salvaje, donde Urbizu entrelaza un intenso torbellino de relaciones y presenta personajes robustos y con claras ideologías.
Hay atmósfera y sorpresas visuales, pero no hay acceso a lo que debería ser una gran historia. Castro logra mantener un leve interés en el espectador, intentando encontrar una manera de conectar con el relato.
Brendemühl presenta una interpretación arrogante como Olegue, el prestamista. Sin embargo, los personajes carecen de un perfil definido, y la lógica detrás de sus acciones se convierte en la principal intriga de la trama.
Un producto entretenido y visualmente atractivo, aunque tiene ciertos aspectos débiles. Sin embargo, lo más destacable es la diversión de presenciar un enfrentamiento directo entre dos grandes estrellas.
El duque de Obando, interpretado por José María Pou, aporta un toque de gracia a la película. Es una comedia ligera y cambiante, aunque quizás un poco más de profundidad sería beneficioso.
La trama está llena de sutilezas psicológicas y elementos de género que alimentan la intriga. Sin embargo, aunque presenta un desarrollo interesante, no alcanza las expectativas que su directora desea subrayar.
Película de origen húngaro que, aunque comienza de manera rápida, se vuelve cada vez más extraña a lo largo de su desarrollo, convirtiendo su mensaje en algo poco claro y monótono.
Es una película que realmente merece ser vista y disfrutada. Su historia atrae por su encanto y sencillez, ofreciendo un relato lleno de diversión, además de ser una gran oportunidad para descubrir el talento de Gal Gadot.