Roberto Benigni sigue encontrando belleza en su obra. Sin embargo, el componente cómico carece de la fuerza y eficacia que exhibía en 'La vida es bella'.
Una trilogía incomparable a ninguna otra. Es una obra inagotable que, lamentablemente, agotó a su autor, pero que afortunadamente nunca agotará la mirada y la emoción de cualquier espectador.
Bogli se queda a medio camino de las posibilidades de su historia, que no llega a la emoción, incorrección y divertimento que pretende, y que apenas llega a hacer obvio el dolor o los dolores que encierra.
Excelente e indescriptible. La construcción de los personajes es espléndida, con un sentido del humor que no desvirtúa el drama. Es un deber recomendarla y casi, casi también ir rápido a verla.
El contenido moral de la trama es el habitual, careciendo de un enfoque ético claro. Sin embargo, presenta momentos desconcertantes, especialmente en las escenas de acción, lo que la hace razonablemente entretenida.
A pesar de que la trama y su desarrollo transitan por caminos ya conocidos, se nota el esfuerzo del director por aportar profundidad al personaje interpretado por Neeson.
Una brillante y taimada exploración en la pólvora del halago. El duelo entre Rachel Weisz y Emma Stone, adornado de encanto, caricatura y malicia, resulta tan vistoso como la suntuosa puesta en escena.
Drama social que posee la virtud de la naturalidad, a pesar de estar intencionadamente exagerado. Destaca por la actuación de dos excelentes actores, Elisabet Gelabert y Christian Checa.
La historia es especial gracias a la actuación de Renate Reinsve. Trier imprime a su película una dosis de ligereza, aunque también incluye momentos profundos. Los actores logran convertir la trama en una experiencia accesible y familiar.
Una vieja historia que se ha contado varias veces y de diversas maneras, pero ninguna de ellas de un modo tan franco y cercano, casi vecinal, como la construye Paul Morrison.
Tardieu tiene la capacidad de evitar lo melodramático, así como la búsqueda constante de la risa fácil. De este modo, logra entrelazar hábilmente los distintos hilos narrativos, sin que el enredo supere a las emociones en profundidad.
Aunque no se trata de una película sorprendente, destaca la relevancia de la interpretación: los actores logran desplegar sus habilidades de manera notable.
El intento de aportar un frescor narrativo es evidente, y hay una construcción sólida tanto de personajes como de situaciones. Sin embargo, se percibe que un poco más de sustancia en la trama podría haber beneficiado a la historia.
Los personajes están empapados de profundidad y sudor frío. El humor se presenta de manera magnífica. Allen brinda a Blanchett la oportunidad de conmover y enamorar al espectador, y ella la aprovecha como si estuviera compitiendo por un Oscar.
Gibson logra que lo inverosímil se fusione a la perfección con la realidad. Jodie Foster hace bien en emplear la metáfora, aunque sea un poco tosco, del ser humano como marioneta.
Pesimismo inteligente, clarividente y tronchante que nos lo ofrece a través de otro genio de eso, de pensar, de escribir y de decir, llamado Larry David, creador de Seinfeld
Está llena de contrastes, de rupturas, de mezclas inapropiadas de tonos y colores, pero el resultado es sumamente complejo e intenso. 'Gordos' se expresa tanto a sí misma como al espectador.
Es casi un producto navideño, pero con el inevitable talento de sus creadores. Una leve o superficial radiografía de la Quinta Avenida, salpimentada por una historia de amor de cuento.