Con una clara tendencia a decaer desde el inicio, lo que parecía ser un retrato moral o social se transforma sin previo aviso en un supuesto 'thriller'.
El milagro del cine de Ozu se hace presente en la actualidad. Esta película es una obra profundamente enriquecedora que retrata a mujeres dotadas de una gran inteligencia y sensibilidad.
Asombrosa y extraordinaria. Un festín para las curiosidades del espectador. Se entienden fácilmente las enormes dificultades de Salvador Calvo y todo el equipo, por lo que solo se puede felicitarlos.
El desempeño de Javier Rey y Patricia López Arnaiz es admirable tanto en lo físico como en lo emocional. El relato se presenta de manera atractiva, ofreciendo una visión profunda de sus personajes.
Pura emoción para contar una historia de madre en manos de una demencia galopante. No es tan buena como debería, ya que el director, siendo principiante, no logra equilibrar lo conmovedor del relato.
No hay descubrimientos en lo que oferta 'Arrugas', pero sí hay en esta película una mirada inteligente y cálida, además de una estimable voluntad de sortear lo melodramático.
Chang-dong demuestra su maestría en equilibrar lo lírico con lo abrupto. El sentido del humor y del melodrama están cuidadosamente ajustados, gracias a una interpretación excepcional de Yun Junghee.
Es de una eficacia abrumadora: se siente tan cercano, cordial, temperamental y genial al político catalán como también cercana, amenazante y devastadora a la enfermedad.
Mirada poética a un lugar terrible. Brillante y hermoso desenlace. Es una película lenta, ensimismada, reflexiva, que refleja la expresión de desconcierto de la protagonista.
No se aprecia el caudal de sentimientos y los personajes se mueven por impulsos más fabricados que sentidos, pero es interesante ver cómo Chastain y Hathaway dan lo mejor y lo peor de sí mismas.
Aunque la historia genera intriga, su presentación superficial la convierte en poco más que una película simpática. Sin embargo, su falta de profundidad no impide disfrutar de un buen rato entretenido.
Una maravilla que ilumina la infancia y asombra a los adultos. Es tan excepcional que incluso se permite el lujo de no perturbar al espectador durante su visualización.
Como drama, podría parecer abrumador, pero logra transformarse en un melodrama sensible, que se enfoca en resaltar lo sentimental sin la malicia necesaria para arruinarle la experiencia a un espectador sensible.
Hay que ser muy canalla para no condolerse con los personajes de los Dardenne y los infortunios que les tiene preparado el guion. Ver esta película es un antihistamínico para las alergias y los rechazos.
Una comedia francesa excelentemente tramada y gozosamente interpretada para el espectador. Hora y media divertida, juguetona, con picardías y recelos hilarantes, a pesar de que estén al borde de lo dramático.
Una película luminosa y mediterránea, a pesar de la oscuridad que cargan sus personajes. El trabajo de Ripoll es directo, sin añadir malicia ni complicaciones al relato. Se destaca por su claridad argumental.
La sensación de estar en una película adecuada es completa. Sin exceso de picante, ni de vinagre y con un encanto natural que no despeina pero entretiene.
Sin llegar a lo aburrido, pues tiene ritmo y muchos adverbios en la imagen, se queda un poco allá, en esa zona que si quieres mirar, miras, y si no quieres mirar, pues no miras.