Reúne un elenco competente y se desarrolla de manera fluida. Sin embargo, no parece hacer hincapié en el fenómeno religioso-popular ni en la exploración de sus personajes. Además, el humor no juega un papel relevante en la narrativa.
la película es precisa y ocupa todos los espacios, incluyendo aquellos relativos a los sesgos raciales, al empoderamiento femenino y al poder político.
Utiliza el populismo que necesita la serie para mantenerse, estirando los límites de lo prohibido y cansándose de intentar hacer queribles a sus personajes. La intriga se convierte en una fuente constante de suspiros para sus seguidoras.
El terror industrial actual es tan familiar para su público que los clichés presentes en esta película generarán sorpresas agradables para quienes buscan eso. Para quienes ya conocen el estilo, se sugiere tener paciencia y una actitud abierta.
La generación de climas, la idea de buscarse y encontrarse y el ajuste de cuentas con la figura paterna y la dictadura miltar son los ejes de este nuevo estreno chileno.
La película se aleja de la sensiblería y, aunque utiliza algunos clichés del género, su enfoque serio en los dolores que aborda y en las personas que los sufren la elevan a un nivel notable.
Con un auténtico humor en ocasiones y un drama que se acerca a la tragedia, este confesionario y manifiesto puede presentar algunos altibajos en su desarrollo. Sin embargo, es innegable su audacia, frescura y autenticidad.
La película cuenta con impresionantes técnicas de animación, pero su enfoque tan evidente hacia el público infantil puede hacer que otros espectadores se sientan excluidos.
La película está más dirigida a quienes ya creen que a los que son escépticos. Presenta numerosas respuestas y ofrece una lección clara, destacándose por su fuerte mensaje moral.
El buen sabor de boca que deja, así como las sutilezas y aciertos del relato, no borran una impresión general: he acá una réplica de ese terremoto con visos de cataclismo que pasó por salas hace 14 años. Ocurrente, respetable y hasta admirable, pero réplica al fin.
La creatividad de Michel Gondry regresa en una película sencilla y conmovedora que, aunque parece desligarse de la realidad, logra captar lo esencial de las personas que la habitan.
La película se apoya en chistes y personajes desiguales. Si bien tienen sus instantes, las emociones no logran despegar. Esto convierte la conexión entre los protagonistas en un desafío.
Cuando el timing cómico falla, los personajes secundarios se sienten como de una sitcom genérica y los silencios incomodos reemplazan el humor, se evidencia un problema. Esta no es la única debilidad de la película.