Un filme que, sí, asusta en buena ley, ofrece una experiencia aterradora gracias a su atmósfera bien construida y giros inesperados. La trama, aunque algo predecible en algunos momentos, logra mantener al espectador en vilo. Las actuaciones son sólidas y la dirección efectiva, haciendo que cada escena cuente en el desarrollo de la tensión.
Daisy Ridley quizá no alcance una nominación al premio de la Academia de Hollywood, pero bien que le pone el pecho a las adversidades, dentro de su personaje.
El director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto se destaca en sus elecciones de color, especialmente en una escena que resulta deslumbrante. Es una película que realmente merece ser vista en la pantalla grande.
El metraje se alarga más de lo aconsejado y Hooper enfatiza en exceso lo que relata, resultando en momentos de repetición. En lugar de añadir, quita interés. Además, el final resulta ser demasiado sentimental.
Aunque en ciertos momentos el relato se siente un tanto predecible, la conexión entre los dos personajes es, sin duda, lo más destacado de la película. Irons logra hacer creíbles incluso las líneas de diálogo más inverosímiles. Será interesante observar cómo evoluciona Patel en el futuro.
Tal vez la anunciada por el propio realizador como su despedida del cine animado, sea su obra menos fantasiosa. Lo que siempre logra Hayao Miyazaki va más allá de sus trazos reconocibles y su animación.
Las actuaciones son lo mejor del filme, que se ve con simpatía, y que sin ser una obra redonda cumple con el propósito de entretener, con giros en la trama y sí, la presencia de sus estrellas.
El complot, tanto aquí como en 'Asesinato...', está bien aceitado. Y los manierismos de Poirot son toda una delicia. Compro más a Branagh como el protagonista que como el director, porque la película se deja ver, sí, las dos horas y minutos pasan volando.