Al no ser una película condescendiente con sus personajes, 'El Gordo y el Flaco' se aleja de lo habitual. Además, presenta momentos emotivos que están bien equilibrados.
La gracia, o las ocurrencias no son del tipo de las comedias blandas, por lo que también 'Mi obra maestra' es un desafío superado por el actor. Brandoni da cabal, perfectamente en ese personaje que destila malhumor, petulancia e ironías.
Bellísima suerte de secuela. Todo lo que un oso de peluche puede ofrecer está presente aquí. No es necesario ser un fanático del clásico de Disney para sentirse cautivado.
Mucho de lo que se cuenta parece forzado. Como si se necesitara dar profundidad a los protagonistas, y como si el director sintiera que el acto en cuestión, por sí solo, requería de más elementos.
Es una fábula contemporánea, un filme que combina elementos de magia y un llamado de atención sobre las corporaciones alimenticias. También se presenta como una comedia y un thriller, todo en menos de dos horas.
Un filme que entretiene y horroriza, y que tiene mucha más aristas que todas esas porquerías de películas gore que nos venden como cine de terror y que no son más que bodrios, rejuntes y bazofias.
Director e intérprete saben cómo exprimirle jugo a una amistad impensada, tanto Dench como Ali Fazal logran una comunión entre sí, y con el espectador, única.
Podrán cambiar los rostros, las locaciones y ciudades, pero la historia sigue siendo más o menos la misma. Y lo cierto es que en las tres ocasiones, el objetivo de entretener y divertir, se cumple.
No es un filme hecho a las apuradas para estrenar en las vacaciones de invierno. Tampoco es una obra de Stanley Kubrick. (...) Comedia blanca, tan bien producida como pasatista.
Paolo Virzi se está convirtiendo en un realizador que emerge de Italia y trasciende los ribetes de la comedia. La construcción de la progresión del guión es de una exactitud casi milimétrica.
'Juventud' es más directa y conmovedora que 'La grande bellezza'. La amargura que se experimenta al final de las dos horas resulta ser mucho más auténtica que la ostentación presentada en la película ganadora del Oscar.
Lograr que el espectador sienta y no escuche cómo es una relación entre dos personajes no es para nada común. la película no apela a lo lacrimógeno, ni a los clisés del hombre ante la muerte.