Sebastián Borensztein se atreve a algo inédito en el cine argentino. No hay exceso en ninguna escena de violencia, ni en los enfrentamientos verbales que se intuyen entre el militar y el policía.
La ficción a veces supera a la realidad, y aquí, cuando la realidad parece de ficción, no queda otra que relajarse y disfrutar de un acabado producto cinematográfico. Hollywood lo ha hecho otra vez.
La película presenta una falta de coherencia, donde una burla machista es seguida por una brutalidad irracional que parece ser disfrutada de manera excesiva.
Zac Efron ofrece, quizás, la actuación más destacada de su carrera. Holt McCallany brilla en el papel del padre, mientras que Jeremy Allen White reafirma su posición como uno de los actores más talentosos de su generación.
No podemos hablar de ritmo desparejo, porque todo está contado a los piques. No, no es sutil el humor de Oso intoxicado, que probablemente atraerá a muchos aficionados al horror.
Es una película curiosa. Porque todo lo que tiene que ver con el gore, lo sangriento, y ésa es una película con hectolitros, puede hacer apartar la vista de los espectadores. Así y todo, la veo más como una película de género y no un drama con aspiraciones más artísticas.
Noah Baumbach establece un ritmo distintivo en su relato, lo que ha contribuido a su reconocimiento. Tiene la habilidad de enfocar el humor de manera efectiva, proporcionando a sus personajes extensos monólogos y numerosos diálogos yuxtapuestos dentro del contexto familiar.
Con un enfoque diferente al de El Conjuro 1 y 2, la historia se expande y se siente más fresca, aunque a costa de cierta pérdida de cohesión y congruencia. La película, más que centrarse en el terror constante, se apoya en las investigaciones.
Serebrennikov es audaz, no le teme a pasarse de rosca ni con los temas musicales desconocidos (...) ni con la censura por el enfrentamiento con el poder y el sexo.
Almodóvar no cae en lo telenovelesco. Tampoco en los excesos. De ahí que 'Julieta' sea una película atípica, pero igualmente fácil de descubrir su autoría.
Trapero se ha consolidado como un narrador excepcional en el ámbito local. Desde sus inicios en el Nuevo Cine Argentino, ha evolucionado hasta convertirse en un realizador reconocido por su habilidad para fusionar el arte con la parte comercial del cine.