Todo lo que narra 'El arma del engaño' es verídico, lo que resulta sorprendente. La dirección de Madden se enfoca casi exclusivamente en los interiores de Londres. La película explora una guerra diferente, la que se libra entre espías y también las tensiones internas entre los propios ingleses.
El resultado es un buen filme, que mantiene la tensión, pero, la verdad, no hacía falta ese subtitulado al inicio, porque altera en cierta manera la predisposición del espectador.
Scafaria construye una película que se mueve entre la denuncia, la comedia negra y el drama, buscando generar empatía en el espectador hacia las protagonistas. No las presenta como víctimas. A lo largo de la historia, vemos a López en una interpretación como nunca la habíamos visto antes en el cine.
Lo cierto es que la película presenta momentos sin intensidad, con un guión que avanza muy lentamente. Debería haberse ajustado más el ritmo y haber dado mayor energía a las escenas que realmente lo necesitaban.
No es mucho más que una película sobre terroristas y rehenes, pero tiene ritmo, y al menos se aleja de algunos lugares comunes del subgénero, sin héroes envalentonados e invencibles.
Sin ampulosidad, con maestría visual y escasos diálogos, Nolan logra tal vez su mejor película. Tal vez no sea una obra maestra, pero sí una tremenda obra cinematográfica.
Un auspicioso debut en la realización cumple Fernán Mirás con 'El peso de la ley', porque amalgama bien el thriller y el drama con pasos de comedia, y roza el cine de denuncia.
A Stone disfruta ser didáctico y no duda en explicar un tema en múltiples ocasiones si es necesario. Por esta razón, su película parece dirigida a un público joven, a pesar de incluir algunas escenas de sexo.
Un punto débil es que el guión no explora a fondo la relación entre Laurel y Stacie, lo que hace que esa trama quede rezagada en comparación con las demás.
Reconstrucción necesaria de una historia increíble, con imágenes maravillosas del desierto de Atacama, con la recreación impecable del rescate en la mina, (...). Emoción y belleza pese a las trivialidades.
La película ofrece sustos efectivos y mantiene una tensión constante. A pesar de que recurre a clichés, estos se presentan con un toque de complicidad que resulta interesante.