Hay una abundancia de acción y destrucción, y los rangers muestran un excesivo heroísmo, pero la falta de originalidad resulta ser un punto débil para la película.
En la película original de 1988, dirigida por John McTiernan, John McClane se encontraba solo ante grandes adversidades, lo que lo obligaba a usar su ingenio. Sin embargo, en esta versión, ese aspecto tan esencial brilla por su ausencia, tanto en el desarrollo del personaje como en las circunstancias que enfrenta.
Esta 'Guasón 2' es igualmente sucia, pero ordenada y vibrante, al igual que su predecesora. Sin embargo, no logra mantener nuestra atención de forma constante, y le falta la profundidad necesaria para destacar plenamente.
Es una repetición de lo que ya hemos comentado en múltiples ocasiones. Snyder hace hincapié nuevamente en el excesivo uso de la cámara lenta, lo cual resulta cansado.
En comparación con la entrega anterior de 'Mi villano favorito', esta cuarta película presenta una mayor cantidad de ideas, chistes más ingeniosos y una narrativa que se siente mucho más cohesiva.
El filme original dejó una huella memorable, sin embargo, esta tercera entrega no logra aprovechar el talento del elenco ni elabora una trama adecuada, cayendo en una representación misógina.
La apreciación de una película depende en gran medida de la confianza que se otorga al director, quien invita al espectador a sumergirse en su visión. Al final, siempre es el público quien decide.
No hay muchos exponentes aquí del género western, pero el notable esfuerzo de producción y la habilidad narrativa de Fendrik se reflejan de manera sobresaliente.
El enfoque del director australiano David Michôd es tradicional. Se dedica tiempo a detallar la batalla, pero la introducción de los personajes secundarios carece de profundidad, lo que resta un poco de riqueza a la narrativa en general.
Un western que evoca nostalgia y presenta una narrativa postmoderna, rompiendo con los esquemas tradicionales del género. Es una obra que se siente fresca y diferente.
[Devil] se opone a aquellos filmes que utilizan el asco como herramienta principal, como ocurre con "El juego del miedo". En lugar de eso, logra ofrecer sustos impactantes a través de métodos más auténticos.