La gracia, o las ocurrencias no son del tipo de las comedias blandas, por lo que también 'Mi obra maestra' es un desafío superado por el actor. Brandoni da cabal, perfectamente en ese personaje que destila malhumor, petulancia e ironías.
Mucho de lo que se cuenta parece forzado. Como si se necesitara dar profundidad a los protagonistas, y como si el director sintiera que el acto en cuestión, por sí solo, requería de más elementos.
Es una fábula contemporánea, un filme que combina elementos de magia y un llamado de atención sobre las corporaciones alimenticias. También se presenta como una comedia y un thriller, todo en menos de dos horas.
Un filme que entretiene y horroriza, y que tiene mucha más aristas que todas esas porquerías de películas gore que nos venden como cine de terror y que no son más que bodrios, rejuntes y bazofias.
Lograr que el espectador sienta y no escuche cómo es una relación entre dos personajes no es para nada común. la película no apela a lo lacrimógeno, ni a los clisés del hombre ante la muerte.
Ricardo Darín muestra una admirable versatilidad, permitiendo que los diversos estados emocionales que experimenta Julián resuenen profundamente en el espectador.
La película es tan políticamente correcta como incorrecta. Se ríe de lo que se recomendaría no hacer bromas, y toma en solfa o pone en el tapete los prejuicios ante una discapacidad.
Phillips sabe del tema. La película no se basa en una sucesión interminable de chistes, sino en la creación de situaciones cómicas que hacen que la trama sea realmente divertida.
Existen chistes que seguramente ya conoces, así como situaciones que reflejan cómo adaptarse a los niños en momentos en los que no están presentes, las cuales te resultarán familiares.
No es T'elma, la unicornia un gran filme musical. Ni pretende serlo. Las canciones son pop y fácilmente olvidables. La atención se ha centrado en la construcción de valores y ética. De eso se trata la vida y esta película.