'Rustin' cuenta con un actor excepcional: Colman Domingo otorga al personaje no solo su carisma y fervor, sino también los fantasmas que lo atormentan.
El problema central de la película de Taymor es la sobreescritura de ese mundo que Gloria derriba. Pese al ingenio visual de algunas secuencias y a las pinceladas pintorescas de su vida infantil, esa mirada no deja de tener el halo de la autorización.
Es a la hora de las explicaciones cuando la película peca de ser demasiado literal, intentando atar todos los cabos sueltos de manera excesiva. Sin embargo, a pesar de estas exigencias autoimpuestas, logra mantener ese ambiente que los cineastas españoles han sabido crear con gran éxito.
Los responsables de las inefables secuelas y derivaciones de 'El conjuro' han decidido contagiarla de esa puesta previsible y efectista que quiere asegurar la receta, plagada de recursos maniqueos y sin ninguna verdadera oscuridad que asome.
Más cercana a la fábula pop que a la crónica de sucesos, 'El ángel' no intenta dar respuestas sino que asume la fascinación y la inquietud de saber que hay misterios que son el límite y el fin de todo intento de explicación.
Annette Bening aporta una dignidad tan kitsch y extravagante que, en ciertos momentos, logra trascender la pantalla. Su interpretación, marcada por calidez y fragilidad, refleja tanto la necesidad de vivir que caracteriza a su personaje como la muerte que envuelve su mito.
Inviste a sus trágicos protagonistas de un horror estilizado que por momentos confunde con la poesía, y que retiene el nervio y la fuerza que hubiera alcanzado en un retrato más implacable y descarnado.
Pocas películas consiguen tanto con tan poco. Y 'The Souvenir Parte II' consigue además estar a la altura de su extraordinaria predecesora y agregar una dimensión inusual en el cine autobiográfico.
Por más pueril que parezca, es la historia de amor que une al matrimonio. La actuación convincente de Vera Farmiga y la línea narrativa que sigue ese vínculo llevado al límite son lo que impide que la película naufrague por completo.
Es de esas películas que a menudo pasan desapercibidas, construida con inteligencia y rigor, capaz de revelar el ojo de un director con talento e ideas.
'Mandy' permite vislumbrar un arriesgado ejercicio de apropiación que aborda a Lovecraft a partir de sus profundas influencias en el horror contemporáneo, sin la solemnidad ni el beneplácito habituales, sino con un disfrute que resulta ser extraordinariamente bienvenido.
Comienza llena de explicaciones y obviedades para recién encontrar la potencia en la soledad final, entre la violencia del entorno -filmada con el pulso del horror- y el afán último de supervivencia.
Es entretenida aún con sus altibajos, tiene una excelente partitura y números ingeniosos, pero nunca abre esa puerta imposible para el género que todo el tiempo parece proclamar.
Los heroísmos en el cine de Eastwood son siempre ambiguos y ajenos a la épica. Sus personajes son idealistas de un mundo obsoleto. Pero es justamente esa falta de grandeza a los ojos de la época lo que los eleva para la mirada de Eastwood.
Con ecos de 'Los infiltrados', esta serie protagonizada por Kevin Bacon explora los delgados límites entre el crimen organizado y las fuerzas de seguridad encargadas de perseguirlos.
El ingenio del guion, a pesar de ser predecible dentro del género, consigue llevar a cabo giros interesantes. Además, la habilidad coreográfica de Anna en cada pelea compensa la ausencia de profundidad en la trama.