Inviste a sus trágicos protagonistas de un horror estilizado que por momentos confunde con la poesía, y que retiene el nervio y la fuerza que hubiera alcanzado en un retrato más implacable y descarnado.
Pocas películas consiguen tanto con tan poco. Y 'The Souvenir Parte II' consigue además estar a la altura de su extraordinaria predecesora y agregar una dimensión inusual en el cine autobiográfico.
Por más pueril que parezca, es la historia de amor que une al matrimonio. La actuación convincente de Vera Farmiga y la línea narrativa que sigue ese vínculo llevado al límite son lo que impide que la película naufrague por completo.
'Mandy' permite vislumbrar un arriesgado ejercicio de apropiación que aborda a Lovecraft a partir de sus profundas influencias en el horror contemporáneo, sin la solemnidad ni el beneplácito habituales, sino con un disfrute que resulta ser extraordinariamente bienvenido.
Comienza llena de explicaciones y obviedades para recién encontrar la potencia en la soledad final, entre la violencia del entorno -filmada con el pulso del horror- y el afán último de supervivencia.
Es entretenida aún con sus altibajos, tiene una excelente partitura y números ingeniosos, pero nunca abre esa puerta imposible para el género que todo el tiempo parece proclamar.
Los heroísmos en el cine de Eastwood son siempre ambiguos y ajenos a la épica. Sus personajes son idealistas de un mundo obsoleto. Pero es justamente esa falta de grandeza a los ojos de la época lo que los eleva para la mirada de Eastwood.
Con ecos de 'Los infiltrados', esta serie protagonizada por Kevin Bacon explora los delgados límites entre el crimen organizado y las fuerzas de seguridad encargadas de perseguirlos.
El ingenio del guion, a pesar de ser predecible dentro del género, consigue llevar a cabo giros interesantes. Además, la habilidad coreográfica de Anna en cada pelea compensa la ausencia de profundidad en la trama.
Aún con sus aspiraciones al comentario social, Vanicek se acomoda con soltura en el género, logra imágenes espeluznantes y consigue que la narrativa sostenga el dramatismo necesario sin artilugios excesivos.
Matt Bettinelli-Olpin y Tyller Gillet amplían el universo de Scream, manteniendo la esencia del legado de Craven y la aprobación del guionista Kevin Williamson. Es una digna sucesora que logra ser brutal y terrorífica hasta el final.
Esta secuela pierde toda la frescura del reinicio de 2018, interrogándose sobre el origen del mal con elucubraciones muy poco atractivas y discursos pretendidamente reflexivos.
Este cierre se despoja de verdadera inquietud, las actuaciones son muy limitadas, resulta menos arriesgado visualmente, (...) y se limita a desplegar el rompecabezas criminal con la medida justa de efectividad.
'La mantis' podría ser la versión francesa de 'El silencio de los inocentes'. Bouquet, a sus 60 años, exhibe un encanto perverso y arrollador que deja al resto del elenco en un segundo plano.
La película opta por un enfoque más seguro y convencional, combinando el desamor con las inseguridades en el ámbito profesional, en lugar de explorar las dimensiones existenciales que había prometido.
Goi no logra elevar la puesta en escena debido a un argumento deficiente, lleno de giros que resultan absurdos y previsibles. Además, no consigue crear una atmósfera inquietante ni opresiva.