Las evidentes debilidades de la historia de dos hermanas de vacaciones en México, que terminan en el fondo del mar a merced de los tiburones, se concentran y magnifican en el cursi y prescindible prólogo.
Sin expandir el horizonte de su predecesora, 'Una cigüeña en apuros: la joya perdida' se afirma en una animación clásica, con colores vibrantes y secuencias musicales que recuerda la etapa originaria de Disney.
El film escrito y dirigido por Thomas M. Wright se erige como un respiro entre el didactismo del true crime y consigue construir una atmosfera de suspenso y horror con muy pocos -pero acertadamente utilizados- recursos.
Sin apartarse de ciertas convenciones en torno al romance y los códigos de los relatos sobre la mafia, Una femmina condensa su hipnotismo en la fuerza de su protagonista.
La inspiración en hechos reales entrelazados en una trama de ficción contribuyó a dar a las historias la ferocidad de lo real al mismo tiempo que el atractivo de todo relato.
Bajo una apariencia más prolija y discursiva, Haynes nos regala una película de horrores y monstruos, mucho más peligrosos y presentables que los que habitan en la oscuridad.
En apariencia, 'Escape at Dannemora', miniserie dirigida con gran solvencia por Ben Stiller, es el relato de un plan de fuga. Sin embargo, en su trasfondo, se presenta un retrato cruel y surrealista de ese mundo cerrado.
Cleopatra queda así prisionera de la pobreza de la ficción que la representa, de la fingida euforia de quienes dicen haberla estudiado, y de los enigmas que prevalecen sobre su origen que aún no llegan a horadar la fuerza de su leyenda.
Ese gesto de correr la tragedia del centro, de vislumbrar a la profesional detrás del ícono, de recuperarla como una mujer moderna, decidida, consciente de su imagen pública y dueña de la privada es también un valioso descubrimiento.
Guiados por el intento de enredar la trama y hacerla escandalosa, de exprimir el universo freudiano de todas sus lecturas. La serie se reduce a un pastiche indeciso entre retazos de psicología barata y el horror más efectista.
El documental presenta anécdotas conmovedoras, como su bautismo. Sin embargo, su mayor logro radica en capturar la enigmática intensidad de su figura, la cual se hace evidente tanto en sus conciertos como en sus entrevistas y cartas personales.
Es, en última instancia, una película sobre el tiempo. Schnabel consigue -con un Willem Dafoe en su mejor forma- materializar en el errante movimiento de su personaje.
La ambición de Perkins, centrada en el atractivo visual, descuida el desarrollo dramático que, al final, es lo que realmente nos conecta con los personajes que amamos y detestamos.
Páez Cubells nunca logra establecer una atmósfera oscura y aterradora, lo que deja a su película atrapada en una estructura maniquea, repleta de vacíos narrativos y giros policiales que resultan innecesarios.
Roth construye un relato ingenioso y simpático. A través de un humor que busca atraer a un público infantil y de algunas parodias autoconscientes para los adultos, la película consigue un equilibrio muy disfrutable.