Sin la frescura de la original, y con algunos gags demasiado sobreescritos, 'Feliz día de tu muerte 2' es más divertida que terrorífica, y recupera el corazón que muchas veces le falta a las secuelas.
'Red Rocket' utiliza con inteligencia una mirada incisiva sobre el presente, empleando materiales efímeros al igual que lo hizo en 'Tangerine' con su puesta en escena digital.
Lo que se propone la serie en sus primeros episodios es un registro lo más objetivo posible, que evite cualquier sanción moral pero también cualquier coartada para una justificación.
Todo lo que gira en torno a Viruca es el núcleo de 'El desorden que dejas', siendo su tiempo y su historia lo más cautivador. Además, Viruca es interpretada por Bárbara Lennie, quien se destaca como una de las mejores actrices que ha surgido en España en años.
Las viejas disputas y las nuevas reflexiones sobre verdades y responsabilidades se despliegan en un tono nada solemne, sin deslumbramientos, pero con algunos gags logrados, confirmando que la comedia italiana no está en su mejor momento, pero sigue resistiendo.
Lo que sostiene el tono de la serie es la soltura de Michelle de Swarte para la comedia, capaz de dotar a ese artificio a su alrededor de la verdadera experiencia de una pesadilla.
Pese a las buenas intenciones, aun desde la parodia, el melodrama requiere de fuerza y convicción. Sin embargo, se presenta a través de una serie de tópicos desangelados, interpretados con desgano y afectación.
Si la comedia no logra establecerse, la química que se percibe en ciertos momentos entre padre e hija se desvanece en secuencias de montaje acompañadas de una música melodramática que destruye cualquier posibilidad de emoción genuina.
Es una experiencia sensorial, absurda y delirante, pero capaz de nutrirse de lo inexplicable para dar cuerpo a un mundo que desde hace tiempo ha puesto en entredicho todo lógica.
En esos detalles se encuentra el placer de su película, en esa construcción pausada de un universo que luego resulta ser otra cosa, en la expresión agobiada del genial Odenkirk que se revela como el actor perfecto (...) como un impensable vengador anónimo.
Propone una sátira desenfadada de todas las obsesiones que atraviesan a la cultura americana. (...) Con el espejo del cine de los hermanos Coen, la comedia negra de Taylor escala en intensidad a medida que enreda a sus personajes.
Una road movie impregnada de emociones. Todos los caminos se cruzan, como en un laberinto que no tiene principio y final, donde la circularidad condimenta los destinos con el mejor sabor del melodrama.
Los aires pop de esta versión se integran con un romanticismo intenso y una constante búsqueda de justificación para los caprichos engañosos que constituyen la esencia de la sátira de Pierre Choderlos de Laclos.
Alena Yiv logra transmitir intensas emociones a su personaje de manera sutil, evitando exageraciones y enfatizando lo que no se puede expresar con palabras a través de su mirada y gestos.
Renuncia a la verosimilitud en pos de brindar grandes dosis de acción y adrenalina. (...) cae en el vicio de la acumulación de situaciones y subtramas, pero cumple con su cometido: entretener.
A medida que la serie se adentra en el thriller y se aleja del drama doméstico, se mantiene una atmósfera de incertidumbre, dejando al espectador cuestionándose constantemente la naturaleza de los eventos y la realidad que los rodea.