El director introduce un romance en su documental sobre los rockeros alternativos Wolf Alice, resultando en un ingenioso híbrido cinematográfico que se posiciona como su mejor trabajo en años.
Todo es bastante aceptable y puede entretener a los más pequeños durante la Navidad, aunque es evidente que se requería un contenido humorístico más destacado.
Para quienes, al igual que yo, están distantes pero apoyan la causa, esta película se presenta como una historia familiar bien elaborada, optimista y repleta de buen humor.
El oligarca ruso amante de los safaris, interpretado por Crowe, es el único aspecto destacable. Kraven resulta ser un personaje insulso en una película que carece de impacto, evidenciando que el renacer del cine de superhéroes aún está muy distante.
La misión a Marte se vuelve excesivamente sentimental, resultando en un tributo que carece de originalidad y termina por ser tedioso en su representación de la profesionalidad de los astronautas.
Es probable que solo los admiradores de Carax puedan realmente apreciar esta obra, ya que se trata de una autobiografía breve repleta de su impresionante imaginación y su melancolía personal.
Es una historia extraordinaria donde Ferguson presenta los momentos más impactantes de la película, dramatizando las escenas clave con un elenco talentoso.