A los directores les gusta moverse por el apartamento con un estabilizador de cámara, lo que provoca un estilo denso que intenta compensar la carencia de creatividad en las posiciones y la falta de solidez en el guion.
Probablemente no vaya a los Oscar, pero es una película de monstruos decentemente montada. Nunca llega a ser muy perturbadora, pero es disfrutablemente repugnante.
Un subidón de azúcar. Lo que une a estas viñetas es un malhumorado cinismo de Nochebuena, lo mejor para dejar que la alegría festiva nos inunde más tarde.
Se adentra en una dirección bastante convencional y no aprovecha al máximo sus elementos más originales. Aun así, hay suficiente material como para que Hollywood considere un posible remake.
El antídoto de ese inquietante festival propagandístico que se retrataba en 'Donbass' reúne una atmósfera de familia, amor y la inquebrantable fuerza del arte.
Un estudio apasionante del aislamiento urbano. La virtuosa e inquietante película de terror de Kiyoshi Kurosawa captura a la perfección el ambiente y las texturas emocionales del relato.
Park So-dam interpreta a una heroína intrigante y melancólica. Esta cinta vibrante demuestra que incluso el cine coreano menos destacado puede ofrecer grandes momentos.
Cita a Hitchcock como el maestro de la tensión y hace un notable intento por crear escenas en su estilo. Sin embargo, en muchas ocasiones, los resultados se sienten algo forzados.
Los efectos visuales son poco convincentes y hay una falta de coherencia en la trama, sin embargo, la película logra mantener una energía notable. Las indagaciones del personaje Dee no son muy cautivadoras, pero aún así, hay algo que atrae.