La zambullida nocturna resulta hipnótica y sensorial. Sin embargo, el caos deliberado de las voces en off y la sutil trama sugieren que el film se asemeja más a una instalación artística que a una película en su forma más tradicional.
Esta película bicéfala destaca por su leal adaptación al juego y presenta momentos musicales nostálgicos. Sin embargo, corre el riesgo de sobre estimular a los más pequeños y de saturar a aquellos que no han jugado en décadas.
Es el mejor "mundo de fantasía" hasta la fecha, un gozoso espectáculo tan barroco como deslumbrante, elegante y equilibrado. La Navidad está en sus manos, y puede que para las siguientes ya sea un clásico.
Magnífico auto-homenaje de Disney por su centenario. La película combina animación tradicional, tanto en su estilo como en la narrativa, presentando un reino mágico y un desfile de situaciones que evocan los clásicos.
Kore-eda presenta una nueva mezcla de temas sociales y la infancia que, aunque no alcanza la grandeza de sus obras maestras como 'Nadie sabe' y 'Still Walking', tampoco se siente inferior a 'La verdad' o 'Broker'.
Claustrofóbico thriller de tensión in crescendo que no destaca tanto por su realismo sino por ser una perfecta metáfora de la angustia que todo profesor ha de superar si quiere imponerse en el aula.
La química entre Adèle Exarchopoulos y Vincent Lacoste es lo que da mayor entidad a una película coral tan humana como previsible, perfecta para armar un debate sobre cómo gestionar la disciplina en las aulas.
Resulta globalmente disfrutable y fresca, sin caer en lo superficial, aunque nos deja a medias, al igual que muchos de los filmes recientes de Allen. Existe una sensación, con la excepción de la extraordinaria 'Blue Jasmine', de que el genio de otros tiempos permanece retirado.
No hay espacio para ni interés en nada más que plantear situaciones infalibles que descolocan y generan hilaridad. La comedia surrealista de Dupieux se ha convertido en su distintivo.
El cineasta armenio-marsellés regresa con una obra encantadora, diseñada para infundir un optimismo profético en el seno de la izquierda francesa, elaborada con esmero.
Espléndida Malena Alterio como absoluta protagonista. Un conjunto que mezcla con elegancia, neorrealismo en pos de justicia social y delirio operístico bajo un barniz de modernidad.
Quizás no sea más que un placer culpable tan distinguido como un anuncio de Ferrero Rocher. Pero esta amoral comedia mantiene un buen ritmo, no está mal escrita y saca el mejor partido de su dorado casting.
Madura reflexión sobre la dificultad de traducir los sentimientos en un sistema de vida estable, cosa que atañe a público de todas las edades. Un debut más que prometedor.
Binoche nunca ha estado tan absolutamente radiante como fotografiada por Agnès Godard en este deslumbrante film de la imprescindible Claire Denis, que vuelve a brindarnos una de sus obras mayores. Una pequeña obra maestra.
Funciona bastante bien, gracias al trío protagonista; a un costumbrismo de bar con serrín, y a un encadenado de gags que nos columpian entre la sonrisilla perenne y alguna carcajada.
Ofrece un giro inesperado que impacta, y se convierte en una profunda reflexión sobre el lado menos glamuroso de las rupturas amorosas, resonando con una generación que ha llegado a aceptar este proceso como algo cotidiano.