Es una película cautivadora. Harrelson se sumerge en la piel de este antihéroe de manera impecable. La historia es más claridad en su enfoque hollywoodense que en su versión en cómic, manteniendo un toque de corrosión.
El filme se apoya en la ambivalencia moral de un guion bien estructurado, aunque algo agotador, y en las destacadas actuaciones del cuarteto protagónico.
Una trama simpática pero mínima. A veces, el filme parece entrar en fases muertas, pero su carencia de grandes ambiciones, sumada al desempeño de todos los actores, logra mantener el interés.
El generoso metraje de 145 minutos ofrece varias oportunidades para explorar el pasado. Sin embargo, más allá de los clichés, se trata de cine de acción en su máxima expresión.
La fórmula del filme es interesante y tiene un impacto positivo al principio, pero pronto se torna predecible: se alternan escenas de acción con música, persecuciones de coches y toques de rock, combinando gestos cómicos con réplicas dramáticas.
Como relato de una pasión amorosa que involucra a dos personajes antitéticos, el filme de Michaël R. Roskam resulta aceptable, pero flojea como drama criminal.
Película en la que el placer gastronómico y las marismas del deseo amoroso se conjugan en absoluta armonía. No es un filme culinario más, Anh Hung narra con enorme tacto y precisión la peculiar relación.
Plantea un juego ingenioso, pero atropellado. Hay más suspense que viandas selectas. Tras crear un cierto interés general, el filme se pierde en pequeñas cuitas individuales.
Aunque bien narrada e interpretada, la película tiene un cierto poso telefílmico, una corrección que a veces va a la contra de la tensión que procura la historia.
Una excelente Isabelle Huppert recupera la idiosincrasia original del texto de Stevenson, su reflexión sobre el bien y el mal, situándolo en el contexto de la enseñanza, la superación y la autoestima.
Se mantiene firme gracias a la interpretación humorística y sin prejuicios de Dujardin. Dupieux se apoya más que nunca en las interpretaciones, en lugar de centrarse en las situaciones, aunque estas continúen siendo dislocadas.
Experimento extremo que prioriza la imagen sobre la narrativa, donde conviven elementos tan dispares como una tortuga ninja de plástico y una hermosa representación del paisaje etíope. Resulta difícil clasificarlo.
Carece de la ironía y comedia negra que se pueden apreciar en los dibujos de Addams o la serie de televisión de los 60. El resultado es un filme entretenido, sin más. El grafismo es bueno.