Payne se la ha jugado. Ha hecho su producción más gigante con personajes en miniatura. Ha cambiado de género. El resultado es valiente, atrevido. Evolucionar aunque se pierda algo por el camino.
La película logra equilibrar de manera efectiva el protagonismo individual con el colectivo. Las relaciones se presentan como más sólidas o distantes, con cambios notables que aportan una sensación de autenticidad dramática que merece atención.
Claudel ha sido novelista antes que cineasta, y se nota en el filme la supeditación de la imagen a la palabra; palabras interesantes, imágenes que no lo son tanto.
No faltan buenas ideas, aunque se presenta una acumulación de momentos que no están bien hilados. Los intérpretes se esfuerzan, pero los personajes no permiten mucho más que un entretenimiento superficial.
Remite al cine más delirante de Guy Ritchie y de Quentin Tarantino, todo ello filtrado por un sentido del humor dislocado, exagerado y por un buen aprovechamiento de un solo espacio.
Odenkirk sostiene la película y algunas de sus escenas de peleas resultan muy vistosas. Es más comedia que 'thriller', más divertimento que densa película de acción.
Es una sátira del mundo cinematográfico que a veces carece de la pausa necesaria para ser más efectiva, mientras que en otras ocasiones resulta excesivamente desinhibida. A pesar de que hay momentos en los que se recurre a la estridencia, también hay instantes verdaderamente divertidos.
Brühl se rige por las normas del guion y el escenario inalterable del bar, ofreciendo interpretaciones que son casi una auto-parodia de sí mismo como estrella de cine, mostrando sus manías y su ego.
El tema de la orfandad se aborda con un toque de humor. Los Willoughby son casi tan excéntricos como la familia Addams. La animación es sencilla y estilizada, y el filme presenta detalles interesantes.
Obra maestra. El resultado es formidable: logra analizar, reflexionar y cuestionar sin perder el sentido del entretenimiento. Contiene innumerables ideas brillantes que demuestran el ascenso de Joon-ho a su máximo esplendor.
En la tradición de los relatos de intriga de Agatha Christie y sin relación con las obras previas del director Rian Johnson, el filme se presenta como un sofisticado divertimento menor.
Moreno se desplaza constantemente, manteniendo su esencia central, conectando detalles y dejando elementos en el aire para ser retomados más tarde. Es un filme audaz y peculiar, que definitivamente desafía las categorías preestablecidas.
Las escenas de peleas de 'Deadpool 2' siguen teniendo una especial expresividad. Pero siendo un filme de acción, su mayor interés continua residiendo en la particular verborrea del protagonista.
Hay en 'Jefe' más buenas ideas intuidas y no bien resueltas que logros y certezas. Toma la forma de una comedia negra, de apariencia agresiva pero por momentos acaba siendo ante todo demasiado grotesca.