El filme se presenta de manera honesta, aunque podría beneficiarse de una pausa dramática para ser más impactante. A pesar de esto, el trabajo sobrio de la actriz Natalia de Molina enriquece la historia.
Cabot y Garrido enfocan su atención en el rostro marcado por las experiencias vividas, retratando la noche tal cual es, en la oscuridad. Su obra, aunque con un estilo secante y potente, coquetea con la esencia del documental.
No es completamente un documental; también incorpora aspectos de ficción y recreación. Algunas escenas están tan minuciosamente elaboradas que resulta difícil considerarlas como una representación fiel de la realidad.
Puede que haya un desequilibrio entre la elaboración de una tensión más sutil y ciertos excesos en el guion. La película realmente brilla cuando los personajes están inciertos sobre lo que les aguarda.
Es un neo noir por el estado de ánimo que muestra. El film noir puede ser muy escéptico y nihilista, y este filme en claroscuro es una buena muestra de cómo puede reproducirse con personalidad lejos de Hollywood.
Lacónica, seca y directa, esta película se presenta de manera tensa y sin adornos. Este estilo de cine escaso en la actualidad resalta aún más su singularidad, logrando resultados espléndidos sin grandes pretensiones.
Un gran Depardieu interpreta a un comisario lleno de tristeza y melancolía. Leconte se centra en dar vida a un personaje icónico en lugar de ofrecer una trama de misterio.
Aunque los policías son los principales protagonistas, la obra se enfoca más en el drama del grupo humano que en el thriller. La estructura es clara y concisa, con actuaciones bien logradas, aunque algunos elementos del guion resultan algo discordantes.
La película es igualmente fascinante y densa; hipnotiza y aturde, pero presenta una claridad en su exposición que falta en documentales recientes sobre la crisis económica.
Es un filme megalómano, como su propio título. Es una obra política y fantástica que destaca por su impresionante calidad visual, aunque su trama es confusa y caótica. Atrae al espectador de formas diversas.
El ritmo es veloz, fusionando la estética de la 'sitcom' con el encanto de la 'screwball comedy'. La serie no solo entretiene, sino que también ofrece lecciones valiosas, logrando el equilibrio entre educar y divertir.
Como todo buen filme prehistórico, se basa en un lenguaje aproximado que refuerza su tono realista, evitando anacronismos notables. Es una producción que destaca.
Aerolito extraño, como lo habría descrito Jacques Rivette. Ramsay presenta en su más reciente película una revisión más austera y cruda de 'Taxi Driver' de Martin Scorsese.
Explora ese lado oscuro del sueño americano, pero se asemeja más a ‘Red Rocket’ al caer en cierta complacencia con su estilo, repitiendo formas y situaciones.
Es una historia contada desde dos perspectivas, de una belleza extraordinaria a pesar de su contenido. Moore y Swinton, tanto en conjunto como individualmente, son un verdadero milagro en una película llena de imágenes impactantes.
Quizás el único encanto del filme radica en su esencia amateur, ya sea de forma natural o deliberada. A pesar de su apariencia oscura, el resultado es sorprendentemente poco perturbador.
No solo pone en tela de juicio los valores sociales contemporáneos respecto al rol del afroamericano y de la mujer, sino que también resalta la fuerza emergente de un nuevo cine negro.
El filme adolece de personajes excesivamente estereotipados, lo cual disminuye la efectividad de su sátira hacia un mundo burgués lleno de apariencias y egoísmos. Esta presentación resulta demasiado caricaturesca.
Rodríguez presenta una fascinante combinación de estilos que abarca desde el costumbrismo rural hasta lo fantástico, incluyendo elementos de parodia, una crítica social y destellos de surrealismo.