Filme fascinante. Una parábola sin palabras que se sostiene por sí misma gracias a su poderosa imagen. Destaca por un estilo de animación delicado, así como por sus tonos y fondos cuidadosamente elaborados.
Eastwood lleva un accidente de aviación al terreno de 'Banderas de nuestros padres', el de la impostura. Un relato demoledor y de gran cautela expresiva.
Es de esas películas que tiene algo que las hace empatizar con un variado tipo de espectador a la vez que obtienen el reconocimiento en los festivales. Es una reflexión honda y envolvente, como los movimientos de cámara escogidos.
Muestra los diversos tipos de danzas tradicionales del País Vasco, combinando el documental con la escenificación. El resultado, especialmente en la primera mitad, es visualmente muy atractivo.
Se puede disfrutar sin ser amante del baloncesto o fan de los dibujos animados japoneses, ya que cuenta con reglas bien definidas. Su animación y dinamismo son muy atractivos.
Híbrido con escasa química entre polos opuestos, la misma ausencia de entendimiento real que denotan Ryan Gosling y Emily Blunt, quienes no logran definir con claridad sus torpes personajes.
Todo en esta secuela de 'Spirit, el corcel indomable' resulta ser demasiado suave, ligero y excesivamente agradable. Es un ejemplo de lo que se conoce como un filme de buenos sentimientos.
Un atrevido y logrado cruce de 'thriller', comedia romántica, comedia negra y una reflexión sobre la verdadera identidad. Un brillante juego de espejos que se burla de todas las convenciones.
El filme fluye bastante bien al fusionar al individuo con el paisaje; sin embargo, habría sido preferible tener menos recuerdos y centrarse más en el presente, priorizando la superación en lugar de la rememoración.
Crónica en dibujos animados de una aventura real que ofrece diversas licencias creativas. En los créditos iniciales se menciona que la película está basada en hechos reales. El estilo de dibujo es muy elegante y atractivo.
Bollaín evita el panfleto y el exceso dramático, optando por la contención para abordar el encuentro entre la mujer de Juan Mari Jáuregui y los etarras que asesinaron a su marido.
No es tanto una película de acción como un culebrón medieval excepcionalmente enrevesado y a ratos cercano al tipo de parodia que popularizó Monty Python.
Es una película más o menos tradicional de hazañas bélicas, más cruda y visceral, eso sí, y tiene su mayor interés en la forma de mostrar las relaciones, primarias y de supervivencia.
Destaca por su temple dramático. No abusa nunca de los momentos fuertes y prefiere contarlo todo desde la mesura. Todo bien engarzado y sumamente efectivo.
Muy manipuladora emocionalmente, parece construida para el lucimiento de Dani Rovira en su empeño, de momento no logrado, por dejar la comedia y demostrar que sirve para el drama.
La vida de Liliana Pereira se desarrolla en dos tiempos. La primera parte, aunque moderada, se presenta como un relato bastante convencional. En el tiempo presente, los contrastes entre las ideas y estilos de vida se vuelven más valiosos e interesantes.