Se suma a 'J. Edgar' y 'El francotirador', películas que, aunque no se consideran progresistas, son más éticas que muchas producciones de Hollywood que se autodenominan de izquierdas. Eastwood critica con contundencia a la prensa sensacionalista y a las manipulaciones del FBI.
Stahelski continúa con su característico estilo en las impresionantes escenas de acción, manteniendo una coreografía impecable. La trama no se siente sobrecargada a pesar de su duración cercana a las tres horas, las cuales transcurren de manera tan fluida como en entregas previas.
Exceso de tiroteos, golpes de artes marciales y planos gore. Las cosas no siempre salen bien por acumulación, sobre todo cuando debajo de esa superficie de hemoglobina no hay nada que rascar.
Un filme bellísimo que no se queda solo en la plasticidad coreográfica de las escenas de acción. Es también una tragedia sobre la ambición política en la China feudal.
Green muestra una extrema contención y respeto por los estilemas del cine de terror de los 70, solo que introduciendo un poco de humor y, sobre todo, una jugosa variación del punto de vista.
No se parece a ninguna otra comedia italiana de reciente factura. A pesar de la originalidad en la historia y en la manera de representar el choque entre culturas opuestas, también resulta ser una película un tanto rudimentaria y excesiva.
Carece de un inicio original y el guion presenta debilidades cuando la tensión alcanza su punto culminante, pero se trata de una historia de horror bastante equilibrada en lo que respecta a los sustos sorpresivos.
La película presenta escenas que oscilan entre lo visualmente poco atractivo y lo altamente creativo. Aunque no logra ser completamente coherente, representa un avance significativo en la rápida evolución del género de superhéroes. Hay momentos que realmente destacan y son memorables.
Filme fascinante. Una parábola sin palabras que se sostiene por sí misma gracias a su poderosa imagen. Destaca por un estilo de animación delicado, así como por sus tonos y fondos cuidadosamente elaborados.
Eastwood lleva un accidente de aviación al terreno de 'Banderas de nuestros padres', el de la impostura. Un relato demoledor y de gran cautela expresiva.
Es de esas películas que tiene algo que las hace empatizar con un variado tipo de espectador a la vez que obtienen el reconocimiento en los festivales. Es una reflexión honda y envolvente, como los movimientos de cámara escogidos.
Muestra los diversos tipos de danzas tradicionales del País Vasco, combinando el documental con la escenificación. El resultado, especialmente en la primera mitad, es visualmente muy atractivo.
Se puede disfrutar sin ser amante del baloncesto o fan de los dibujos animados japoneses, ya que cuenta con reglas bien definidas. Su animación y dinamismo son muy atractivos.
Híbrido con escasa química entre polos opuestos, la misma ausencia de entendimiento real que denotan Ryan Gosling y Emily Blunt, quienes no logran definir con claridad sus torpes personajes.