Relato de intriga sin sorpresa. Un relato de espionaje que resulta bastante desvaído, y las escenas de acción o de choque están resueltas con menos pericia de lo habitual.
Todo cuadra en el actual cine teológico de Hollywood: aquí es también una Roma violenta y cruel en la que los cristianos o bien son despedazados en la arena o queman como antorchas humanas en las calles.
Resulta fascinante reconstruir su meteórica carrera y escuchar cómo explora sus recuerdos más dolorosos. Las imágenes de archivo son excelentes y aportan una gran profundidad a la narrativa.
El documental presenta una estética sencilla, reflejando la aparente simplicidad con la que Labordeta vivió su vida. Incluye una valiosa colección de películas familiares y domésticas que aportan un toque personal a su retrato.
Maíllo aparece constantemente para certificar la verdad de su trabajo, pero el procedimiento del filme nos acerca por momentos a las técnicas del falso documental, dejándonos más intrigados aún por el personaje.
El principal problema de la obra es que no ofrece novedades significativas. Stone regresa insistentemente al tema, pero a pesar de la avalancha de imágenes de archivo, persisten las mismas dudas y misterios.
Berlusconi tarda en aparecer y la interpretación de Servillo lo ridiculiza en exceso. Carece de esos momentos tan desbordantes que han caracterizado la obra del director.
Documental interesante, pero quizá demasiado convencional nos ayuda a comprender, si es que era necesario, la importancia de la obra bergmaniana para el nacimiento de la modernidad cinematográfica.
Callas cantó de una manera inigualable, pero cada escena de este documental evidencia que su vida estuvo marcada por más dificultades que satisfacciones.
Pinturas más bien pálidas. Un filme que se desarrolla en los paisajes cántabros a finales del siglo XIX, con diálogos en inglés bien cuidados y una ambientación adecuada, pero que adolece de intensidad.
Entre lo mejor destaca la actuación de Danielle Darrieux, quien interpreta al único personaje realmente lúcido de este filme, que resulta ser más empalagoso que amargo.
Stanley quizás prolonga en exceso el metraje antes de abordar la trama principal, sin embargo, en términos generales, Lovecraft seguramente estaría complacido con esta adaptación contemporánea de sus temores ancestrales.
Escalante logra una fusión notable entre el realismo social y la ciencia ficción alienígena. Su relato, que aborda la dinámica entre víctimas y verdugos, encuentra su esencia en la figura de una criatura que provoca un placer sexual infinito.