Costa-Gavras impacta con su obra más sobresaliente en dos décadas. Destaca la honestidad en su enfoque de un diálogo sincero, aunque su simplicidad podría ser malinterpretada como falta de esfuerzo.
Tan milagrosamente divertida como inevitablemente extensa, consigue el asombroso logro de funcionar dentro de su propio universo gracias a su habilidad para captar el momento y evitar las pretensiones más grandilocuentes.
Esta entrega muestra una solidez que faltó en las anteriores, pero la sensación de familiaridad y de haber experimentado risas más intensas en el pasado persiste a lo largo de toda la película.
Si has apreciado los encantos de la recolección en videojuegos, disfrutarás de una película llena de impresionantes versiones en acción real de numerosos Pokémon.
Su cautivadora cinematografía y la actuación del carismático Fares Fares logran suavizar la repetición en la narrativa, aunque esto evita que la obra se quede en la memoria.
Una de las persecuciones más espectaculares y complejas jamás rodadas, una experiencia cinematográfica comparable a la descarga de un desfibrilador a máxima potencia.
Un festival sobresaliente para aquellos que buscan una intensa experiencia visual. Su propuesta, deliciosamente abrumadora, mantiene nuestra atención con su alocada visión del futuro postapocalíptico.
Al intentar incluir todas las subtramas de la novela en la que se basa, el guion se convierte en un laberinto desarticulado de ideas que no se entrelazan ni llegan a conclusiones.
Con una fotografía simple, naturalista y hermosa, Alan Stivelman dirige este documental sin el afán de aclarar lo que sucedió aquel día con el bueno de Juan, sino persiguiendo un desenlace optimista.