Esta entrega muestra una solidez que faltó en las anteriores, pero la sensación de familiaridad y de haber experimentado risas más intensas en el pasado persiste a lo largo de toda la película.
Una de las persecuciones más espectaculares y complejas jamás rodadas, una experiencia cinematográfica comparable a la descarga de un desfibrilador a máxima potencia.
Un festival sobresaliente para aquellos que buscan una intensa experiencia visual. Su propuesta, deliciosamente abrumadora, mantiene nuestra atención con su alocada visión del futuro postapocalíptico.
Al intentar incluir todas las subtramas de la novela en la que se basa, el guion se convierte en un laberinto desarticulado de ideas que no se entrelazan ni llegan a conclusiones.
Con una fotografía simple, naturalista y hermosa, Alan Stivelman dirige este documental sin el afán de aclarar lo que sucedió aquel día con el bueno de Juan, sino persiguiendo un desenlace optimista.