Dado que este material ya se ha explorado en otras ocasiones y de forma más efectiva, especialmente en la versión original y en 'Alien', no encuentro razón para invertir nuestro tiempo en esta obra.
'An American Werewolf in London' parece estar incompleta. Presenta secuencias fascinantes, pero también cuenta con tramos extensos en los que resulta confuso entender lo que ocurre.
Ambiciosa y hermosa, la película comete un error común entre muchas producciones sobre viajeros y exploradores: se enfoca más en las aventuras que en los descubrimientos que hacen.
El hecho de que David Helfgott haya experimentado estos eventos, desde su ascenso hasta su caída y posterior recuperación, aporta un gran significado a la película.
Bajo esta película bastante tonta, poco inspirada e incluso burda, subyace una historia real de una fuerza tan convincente que nos obliga a pensar y a responder.
En ocasiones, la película recurre a la sátira de forma excesiva, aunque se trata de una sátira matizada que se fundamenta en personas reales que, en esencia, son buena gente.
Es la película que todo aficionado a Austen desea disfrutar, aunque no todos la aceptarán. El director se siente cómodo con el material, y el material parece responderle igual. Quizá en exceso.
Morris fusiona montajes visuales oníricos con la música de Caleb Sampson, logrando una película que se siente más como un sueño y una profunda reflexión que como un simple reportaje.
La película no es una obra de arte, pero ha sido realizada con gran tacto y estilo; es más inteligente y detallista de lo que los films biográficos sobre cantantes suelen ser.
Épica en sus pretensiones, con un aspecto visual increíble y una historia sin sentido. Es una de esas obras que ha pasado directamente a ser una Gran Película sin pasar por el estado intermedio de buena película.
Se saborea cada momento. Quienes afirman que es demasiado larga parecen haber desarrollado un déficit de atención cinematográfica. Deseaba que estos personajes vivieran y dialogaran sin parar durante horas.
Es superior a la mayoría de sus similares y ha sido dirigida con un gran estilo por Guillermo Del Toro. Su sensibilidad visual aporta una textura que intensifica el terror y la efectividad de la historia.