Es una imitación diluida de la original. Sí, tiene bastante humor y sí, algunos efectos especiales son divertidos, pero tiene demasiados gremlins y poca historia.
Un cuento de Navidad hace malabarismos patinando sobre una fina capa de hielo en un lago lleno de gente, pero llega a la lejana orilla a salvo, para compartir un chocolate caliente con la muerte.
La película es auténtica. Vive completamente en el momento, mostrando lo que sucede mientras sucede, sin extraer conclusiones, sin discursos y sin crear conflictos dramáticos artificiales. Simplemente retrata a las personas viviendo un instante tras otro, tal como debe ser.
Es una pena que las películas busquen incrementar la cantidad de incidentes, cuando lo que realmente brilla en esta historia es la vida cotidiana de Bernadette.
Es muy perceptiva sobre las relaciones entre sus personajes. Howard la dota con un reparto de espléndidos actores veteranos, que consiguen reunir todas las pequeñas manías e idiosincrasias de la gente real.