No defrauda Jordan a sus seguidores en la introducción de los personajes y en la evolución de la trama. Es una opción ideal para los aficionados al género vampírico que desean algo más profundo que simples romances adolescentes.
Unos diálogos sorprendentes y vibrantes, respaldados por un diseño de producción y un uso del espacio excepcional. La actuación de Grant alcanza un nivel sobresaliente.
Estupendo Héctor Medina, con una hermosa fotografía. Sin embargo, la historia se siente algo melodramática y convencional. La metáfora política es algo simplona, pero cumple su función.
Es simplemente un anuncio del catolicismo diseñado para encender la pasión ecuménica tanto en kikos como en otras juventudes cristianas, retratando a los musulmanes como personas que podrían unirse al ISIS.
Un retrato atractivo de la España que supuestamente superó la crisis. Aunque el filme incluye elementos de comedia romántica y un formato episódico, su progreso se siente complicado y, en ocasiones, pierde el rumbo.
La escena de persecución roza lo absurdo. En cuanto al guión, lo comentaré cuando tenga pruebas de su existencia o, en su defecto, de que no ha sido generado por un programa de computadora.
Sus guionistas han agotado su creatividad, ofreciendo una trama que retoma antiguos chistes sin originalidad. La delgada línea que separa el humor estereotipado del cuñadismo se ha perdido por completo.
La primera parte de la película se desarrolla con habilidad técnica y un uso capturante de la steadycam. Sin embargo, la historia toma un giro sorprendente y extraño que cambia completamente el enfoque.
La ambientación y la fotografía son excelentes, aunque la película puede sentirse algo fría en su presentación teatral. La dirección elige confiar en las actuaciones en lugar de en movimientos de cámara sorprendentes.
Poquita cosa está repleta de buenas intenciones, pero eso por sí solo no es suficiente. Se siente como un panfleto turístico de Bután que prioriza la promoción sobre la calidad cinematográfica.
Es lamentable que Sam no aproveche el impresionante talento de su elenco. La trama de recuperación del escritor James Frey resulta poco original y carece de la profundidad necesaria para conmover al espectador, siendo demasiado predecible en su desarrollo.
La película se sostiene gracias al entusiasmo de Gordon-Levitt y la picardía de Michael Shannon, además de algunos gráficos coloridos que aportan algo de interés. Es probable que la disfruten los más jóvenes, pero quienes están más allá de los 12 años podrían encontrarla algo infantil.
No es la obra maestra de Yamada, pero seguramente encantará a las abuelas y madres, mientras preserva un alto nivel de humanismo y ternura hacia los demás.