El viaje es ligero, el recuerdo efímero, las tortas se las llevan otros. Los fans saldrán, intuyo, felices. Los profanos, entretenidos. Qué más quieren.
Quiere ser 'The Wire' y una telenovela turca. Nada sostiene esa falta de enfoque. Mucho menos la destreza actoral de Rock, la dirección caótica o un Samuel L. Jackson que parece más interesado en cobrar que en actuar.
La labor social de '¿Conoces a Tomás?' es innegable. La diversidad funcional de su protagonista es abordada con tacto y naturalidad, apoyada por una dirección ágil, una fotografía brillante y un reparto comprometido.
La película presenta un exceso de diálogos irónicos, un montaje acelerado y una dirección convencional, aunque incorpora elementos que resuenan en el espectador. La narrativa está bien construida, explorando romances y ofreciendo reflexiones significativas.
El trabajo de auténticos profesionales de la narración ofrece una segunda y honorable oportunidad a hechos históricos convulsos. Otra verdad que ya sabías, pero contada de manera excepcional.
Una película única, curiosa y auténtica. Al igual que Céline Dion puede ser interpretada de diversas maneras, este biopic provoca reacciones variadas. Posee la fuerza necesaria para tocar el corazón de quienes la ven, sin importar cómo se perciba.
Hubiéramos deseado que el Pavarotti de Ron Howard hubiera estado a la altura de la profundidad del trabajo de Kapadia ['Diego Maradona'], de su hondura humana y su voluntad por entender a un dios desde sus grises.
El inicio resulta confuso. Por suerte, Jolie, con su inconfundible presencia, eleva la película hasta que el mejor Sheridan regresa. Sin embargo, es un Sheridan que no alcanza su máximo potencial, algo que muchos desearían.
Si bien la película gestiona tremendamente bien su tono y sus tiempos, aterra y es eficaz, al terminar deja un recuerdo que es, al contrario que la maldición original, completamente efímero.
Si esta película hubiese llegado hace 15 años, habría causado gran impacto, ya que su producción es impecable. Sin embargo, en la actualidad, presenta una sensación de desprestigio. Es la misma película de terror comercial de siempre.
A pesar de su deseo de mostrar texturas, provocar emociones y generar debate a través de lo visual, en ocasiones resulta agotador su excesivo uso de palabras. Hay un fuerte interés en la poética de los diálogos.
En la lucha por definir una identidad clara, el equipo elige un enfoque simplista, imitándole a Stranger Things y uniéndose a la triste tendencia nacional de complacer a un algoritmo. El miedo no se siente presente.
Quizás a mitad de la película los niños ya estén completamente entregados, cumpliendo así su función. Para los adultos, comienza un viaje que alterna entre momentos de buena dirección y auténticos despropósitos.
El carisma de De Niro aporta un toque especial a esta comedia, que hubiera sido beneficiada con un mayor enfoque en un presupuesto para guionistas en lugar de en sus protagonistas.
Comedia familiar sin sorpresas. El ritmo está diseñado para que los más pequeños se diviertan. Además, contribuir a una buena causa hará que los padres se sientan menos arrepentidos.
Extremadamente ambiciosa y al mismo tiempo, totalmente predecible y conformista. Sin embargo, tras asimilar sus obviedades, Smallfoot construye sobre esta base con un esfuerzo genuino.
Es el reverso tenebroso que, sin negar la artesanía o el sentimiento detrás de un menú minimalista, merece ser visto por quienes se sienten atraídos por un fenómeno de dudosa integridad.