En su tono, la película logra ciertos aciertos, aunque sacrifica el drama y la fuerza narrativa. El desenlace carece de la capacidad para emocionar. Aunque la película es intencionalmente fría y muestra un respeto hacia la temática, esta elección reduce su atractivo como obra de ficción.
La serie intenta fusionar la brillantez de producciones estadounidenses como 'Dr. House' con una narrativa más enfocada en el desarrollo a largo plazo, similar a 'The Good Doctor' en sus diversas versiones. Este equilibrio resulta en una experiencia entretenida, repleta de momentos intensos.
El concepto de buenos y malos estereotipados choca de frente con la propuesta adulta que el film anuncia. Y dos o tres momentos artificiales, teatrales, poéticos, le dan el golpe de gracia a esta película sin gracia, fuera de época a pesar de tratar un tema reciente.
La reconstrucción de época es impecable y las imágenes son bellas y muy cuidadas. Sin embargo, la prolijidad de esta gran producción no alcanza para crear una película de gran interés.
No logra involucrar al espectador de manera que pueda sentirse identificado de forma más intensa. Esa distancia es la razón por la cual 'El rito' no provoca miedo ni genera un verdadero interés, a pesar de que se nos mencione con astucia comercial que está inspirada en un hecho real.
Quienes busquen un retrato riguroso tal vez se sientan decepcionados o incluso ofendidos. Pero para quienes deseen disfrutar de un relato que combina realidad y ficción, basado en un personaje que parece ficticio, esta miniserie resulta muy recomendable.
Hay momentos bellos y emocionantes, y también una lección acerca de lo pasajero que puede ser todo lo que damos por sentado. Hay mucho por aprender en este documental y también hay mucho por disfrutar.
El documental corrobora lo que muchos pensamos sobre Albert Brooks, sin embargo, no logra elevar significativamente la valoración de su obra. En cambio, proporciona una descripción más justa de su carrera.
Ridley Scott ha dirigido varias obras maestras del cine, algunas de ellas de una enorme popularidad. Esta vez no obtuvo el resultado buscado pero el tiempo dirá si este Napoleón es reivindicado por la historia del cine.
No hay valentía ni búsqueda en esta película, solo un ensamblaje cuidadoso de una historia que sigue comercializándose. La determinación del director por mantener su perspectiva afecta a todo el conjunto.
De todos los documentales oficialistas realizados, este se destaca como uno de los más absurdamente obsequiosos de la historia. El exceso de autobombo es evidente.
El talento de los actores convierte esta película estándar en un entretenimiento ligero y ameno, que, aunque pueda ofrecer una lección moral, no se presenta de manera solemne ni seria.
Es bastante peculiar, ya que a pesar de ser entretenida y contar con algunos momentos emotivos, la película parecía tener más la mezcla de una obra maldita que la de un título galardonado. A pesar de ello, exhibe más dignidad y valentía que muchas producciones consideradas serias.