Para todos aquellos que deseen profundizar en la vida de Charles Dickens, 'La mujer invisible' es una opción sobresaliente. Se trata de una de esas narraciones que cualquier guionista desearía crear, pero que realmente formaron parte de la historia.
Comedia de situaciones que transcurre en una fiesta donde nada sucede como fue planeado. Grandes actuaciones y una búsqueda estética que acierta, sobre todo, en el timing.
Para quienes busquen una película intensa con violencia explícita, sexo y terror, 'Muerte infinita' ofrece la combinación perfecta para incomodar y provocar miedo.
Apenas aprovecha el festín que le deja servido el concepto de universos alternativos. Y tampoco es tan divertida como, por ejemplo, 'Spider-Man: Sin camino a casa'.
La película resulta más atractiva en su guión que en su realización visual. A pesar de no esquivar los clichés típicos del género, no logra mantener el interés a lo largo de su prometedora premisa inicial.
Entretiene porque sus personajes son interesantes, porque su historia nos importa, porque sus temas tienen valor. Eso sí, su tono humorístico no es para todos los gustos.
Se complica evaluar una película tan despareja, pero a la vez se agradece la oportunidad de pensarla desde distintos lugares. Es mejor una película con fallas y ganas que una obra prolija que acierta en todo pero tiene solo objetivos de mínima.
Tiene un comienzo elegante y bien narrado, lo que predispone bien para seguir la historia aunque se vea bastante repetida. Pero cuando llega la resolución final le propone al espectador un cambio de lógica que lo obliga a entrar en otros códigos estéticos.
No es una película mala. El motivo principal es porque no es una película, es tan solo un artefacto para clickear. Empieza obvia, se convierte en mala y desemboca en un papelón.
La única utilidad de 'El sombrero loco' es enfatizar la calidad de las películas que, aunque mediocres, intentan brindarnos algo. Incluso esos intentos tienen más valor que esta producción.
Las parodias de calidad son dignas de disfrutarse en la pantalla grande, las mediocres pueden ser tolerables en la televisión, pero las tan deficientes como esta son simplemente inaguantables.
Color y diversión no faltan, aunque no puede evitar verse como un producto bastante mecánico, frío, distante, algo muy habitual en las películas de animación, cuyas emociones e ideas terminan resultan ser efectivas pero deshumanizadas.