El director presenta una búsqueda estética y propuestas que logran impactar. Aunque la película no está completamente lograda, se destaca por ser una producción que se aleja de lo convencional en su género y en el ámbito del cine de bajo presupuesto.
Lamentablemente se trata de comedias de poco vuelo, con varios momentos graciosos pero irremediablemente básicos y bastante moralistas. Son, eso sí, una parte importante de la historia de la comedia norteamericana contemporánea.
Si tuviera un ápice de coherencia en su obra, Östlund debería rechazar todos los premios y nominaciones, pero sí hiciera eso demostraría que su discurso, por más torpe, obvio y superficial que sea, es sincero y no una especulación absoluta como obviamente es.
Se podría decir que es aceptable, digna por momentos, tolerable, perdonable… y otros términos que se usan hoy para no resignarse a la idea de que estamos perdiendo el tiempo con repeticiones al infinito.
Es un episodio divertido, con vueltas de tuerca y muchas referencias a toda la historia de la serie. Es finalmente liviano y responde a la consigna de los conflictos de la tecnología.
Tiene su propia identidad, su gracia y sus gags. Logra un buen equilibrio entre el respeto y la irreverencia y tiene una buena dosis de acción y violencia para ganarse el derecho como película de este género.
Una screwball comedy que parece escrita por Michael Haneke y Lars von Trier. Una comedia de rematrimonio violenta, escatológica y perversa, pero comedia al fin. Lleva su propuesta al extremo y cumple con el género mencionado.
El director comprende el contexto teórico que lo llevó hasta aquí. Sin embargo, desde una perspectiva cinematográfica, su narrativa no se ajusta a un largometraje, lo que lo lleva a crear un espectáculo completamente ajeno a lo que intenta contar.
¿Hay algún chiste bueno en esta seguidilla de bromas? Sí, hay un par y son los que aparecen en el tráiler. Lo mejor es verlo y dejar el resto de la película de lado.