La película arranca con rapidez y presenta excelentes secuencias de acción. Aunque recuerda a 'Duro de matar', logra mantener un buen ritmo; sin embargo, cuando intenta destacarse y forjar su propia identidad, enfrenta dificultades.
La historia comienza con explicaciones poco atractivas que debilitan la trama. Cuantas más explicaciones se dan, menos impacto tiene la narrativa. Además, como es habitual en las películas de terror, el tercio final resulta ser el menos efectivo.
Los climas de terror son efectivos y se explora el creciente subgénero del horror con ancianos. Aunque aún necesita mejorar para alcanzar un resultado sólido, presenta varios elementos que llaman la atención.
Un film predecible no necesariamente es un fallo; puede mostrar indicios de lo que vendrá y, en lugar de restarle interés, puede aumentar la conexión emocional del público. Sin embargo, en este caso, eso no se logra.
Con sus metáforas de cuento de hadas, la película presenta ideas interesantes, pero carece de valor cinematográfico en la práctica. Esto se debe a un metraje excesivo que supera lo que realmente requiere la historia.
A pesar de ser breve, la película parece prolongarse innecesariamente. Su trama, ingeniosa aunque predecible, no justifica su duración como largometraje.
La película se pierde en su falta de locura, humor o excesos, lo que impide que encuentre una dirección clara. Además, la actriz no logra trascender y eso afecta la conexión con el público. Al final, no nos importa lo que sucede con los personajes ni la solución del enigma.
El carisma de los protagonistas representa a la perfección la esencia de la película. Como actores, brillan con encanto y sus personajes, gracias a ese carisma, alcanzan sus metas, llegando incluso a tocar la fibra emocional del público.
Loach alterna entre la empatía y la dureza, con ciertos momentos que revelan su fatiga como director. Sin embargo, hay destellos brillantes y conmovedores en los que los actores no profesionales logran crear instantes cargados de humanidad.
Es más entretenida al comienzo que hacia el final, donde los ganchos se repiten y donde empieza a decaer el interés. No se alarga demasiado tampoco y tiene varios momentos genuinamente inquietantes.
La película carece de credibilidad en su narrativa y mensaje. La última parte, que dura más de 30 minutos, se convierte en una tediosa y grosera lección que desentona por completo con las características del cine.
Burman regresa al tipo de largometraje que mejor se adapta a su estilo, al tiempo que busca incorporar un tono menos naturalista. 'Transmitzvah' exhibe tanto las virtudes como los defectos característicos de su cine.
El tener focalizada la historia en pocos personajes le permite que la tristeza se asome y los sentimientos de los personajes se vuelvan más explícitos.
La película está repleta de referencias evidentes y trata de establecer un ambiente que, ya sea por falta de habilidad o por imposición, se desmorona. Tras varias escenas exageradas, se convierte en algo ridículo.
Película llenas de colores vibrantes, sangre y una buena banda sonora. Aunque no es una obra maestra, tiene su encanto y no presenta elementos negativos realmente notables.
Las peleas están bien filmadas y la protagonista resulta convincente. Stanley Tucci, Bobby Cannavale y Jai Courtney elevan la calidad de la película. Algunas escenas dan muestra del potencial que tenía la historia, aunque no logra desarrollarse del todo.