La trama policial no está a la altura de la parte visual. Aunque sea la excusa para hablar de otros temas, el previsible cierre de la historia resulta muy pobre y apaga cualquier interés que pudiera haber creado previamente.
Más que las limitaciones de su guión, el verdadero problema radica en la torpeza con la que ha sido filmada. Se presenta como una película carente de redención.
El gore ochentoso se intensifica constantemente, y aunque la película adolece de calidad, logra ganarse el cariño del espectador con su abundancia de sangre, tripas y amputaciones. Es esa esencia sanadora y catártica que tanto apreciamos en el cine de terror.
La película comienza con energía, logrando captar el interés del espectador. Sin embargo, antes de llegar a la mitad, ya ha mostrado todo su potencial y no tiene más que ofrecer.
La película es recomendable. Impacta, divierte y se gana, porque al final siempre aparece, alguna sonrisa cuando la truculencia alcanza niveles imposibles.
La historia presenta suspenso, acción y una notable dosis de humanidad. Sin llegar a ser un clásico del género, definitivamente merece un lugar en la lista de películas que valen la pena, destacando su estilo y la confianza en sus dos protagonistas.
El guión presenta múltiples fallas, ya que las situaciones no resultan creíbles y carecen del drama y la tensión necesarios. No hay una estructura que logre capturar el interés del espectador. En vez de una película, solo hay una representación superficial de diversidad. En un intento por no ofender a nadie, el resultado es que termina dejando a to
El resultado es prolijo y convencional. La historia inicia con buen ritmo, pero lo pierde, resultando anticlimática en su estructura. Además, intenta adoptar una modernidad que no se acomoda bien, contrastando con su propuesta clásica que parece algo anticuada.
Se podría pensar que, siendo Emmerich un experto, la película tendría algo interesante que ofrecer. Pero lejos de eso, se trata de un refrito lastimoso que intenta imitar los peores lugares comunes de un género construido sobre clichés.
Estas películas dan tanta tristeza como bronca. 'La sirenita' (2023) nunca logra encontrar identidad o tono, así como tampoco un montajista que le saque un tercio de su duración, que está claramente de más.
La película es bella, entretenida y llena de energía. Todo, desde el drama hasta el humor, desde la espectacularidad a los sentimientos, todo funciona bien.
Los primeros cuatro episodios son deslumbrantes. A medida que avanza la trama y se revelan más respuestas, la historia pierde algo de intensidad. Sin embargo, las posibilidades de continuar después de esta primera temporada son muy prometedoras.
Todo es demasiado forzado y tampoco se puede lograr el objetivo de la película, que es producir terror. Una película con premisa curiosa y desarrollo insuficiente.
La película protagonizada por Liam Neeson y basada en un videojuego naufraga en el océano, pero eso sí, con gigantescas escenas de acción. Sin embargo, hacia el final sorprende y gana en entretenimiento y diversión.
Lo que queda de este clásico de Disney es su genuino encanto, su aspecto visual de enorme belleza, los personajes cómicos completamente logrados y el momento de la villana que mete miedo de verdad.
La película se concentra en contar una historia simple sin buscarle más vueltas. Utiliza algún que otro recurso algo trillado, pero no exagera esto en ningún momento.
Parece uno de esos films europeos de los setentas y ochentas, cargados de acción inverosímil y estrellas en decadencia. La diferencia es que la acción está bien filmada y Butler está dispuesto a seguir dando batalla.
La historia es divertida, con un toque de exageración, pero resulta bastante sobria en comparación con otras películas de su país. El desenlace es satisfactorio y proporciona un balance positivo.