La actuación de Taron Egerton es notable. Su personificación de Elton John transmite una gama amplia de emociones este es un filme muy libre, y más complejo que otros de su tipo.
McKay no profundiza en las zonas oscuras de su historia. Los artificios visuales y la deconstrucción de los códigos narrativos se convierten en piruetas que resultan agotadoras. A pesar de su ingenioso y didáctico andamiaje, apenas logra tocar la humanidad de sus personajes.
El problema del filme radica en su estructura, más que en la interpretación. La película tiende a ser demasiado académica y su lirismo se vuelve empalagoso.
La cinta de Del Toro es perfecta en su superficie, su sentimentalismo, en cambio, es algo impostado. Un pulcro trabajo académico, pero no realmente conmovedor.
Sacrifica su profundidad en función a abarcar demasiado. 'Ameican Pastoral' se convierte en la ilustración apretada de un libro, más que una obra fílmica con personalidad propia.
Un filme de estructura convencional, pero que se las arregla para sobrepasar los clichés hacia el estudio sentido y coherente de una vida extraordinaria.
Lee no solo presenta una divertida película policial, sino que también reflexiona sobre el racismo a través de una meditación sobre la historia y la esencia del cine.
Spielberg es especialista en estos homenajes nostálgicos y cubre sus imágenes con una pátina amarilla y cierto halo vaporoso de ensueño. No obstante, pese a esas virtudes, Spielberg cede a la tentación del didactismo, del discurso aleccionador.
Las deudas con Kubrick y su mirada impasible se saldan con nuevas maneras de desvelar las caretas de la vida diaria. Sean Durkin es un cineasta con un universo propio, y esta película lo prueba.
Si bien es una especie de monstruo audiovisual, tiene algo de alma. A pesar de su pobre estructuración e incapacidad para desarrollar historias, transmite unas ganas por expresar los problemas del país que.
Se afilia, conscientemente, a la tradición del slasher, está casi doblegado por su propia irreverencia, que a veces parece trivializar todo lo que vemos.
Queda poco por valorar en la propuesta de Guillot. Todo el filme se desluce con no pocas torpezas y falta de sensibilidad fílmica a nivel de actuaciones declamativas y teatrales. La fotografía de César Fe debe ser de las más flojas del cine peruano reciente.
Como thriller, el filme de Mendoza falla por completo. En cuanto a su faceta dramática, se presenta como un esbozo, un borrador que da la impresión de haber sido elaborado de manera burocrática, sin intentar un planteamiento audiovisual que lo eleve por encima de un telefilme amateur.