Queda poco por valorar en la propuesta de Guillot. Todo el filme se desluce con no pocas torpezas y falta de sensibilidad fílmica a nivel de actuaciones declamativas y teatrales. La fotografía de César Fe debe ser de las más flojas del cine peruano reciente.
Como thriller, el filme de Mendoza falla por completo. En cuanto a su faceta dramática, se presenta como un esbozo, un borrador que da la impresión de haber sido elaborado de manera burocrática, sin intentar un planteamiento audiovisual que lo eleve por encima de un telefilme amateur.
'Gilda' está llena de personajes memorables, y devuelve la esperanza en un cine latinoamericano con vocación popular. Ese que pone la cámara, con inteligencia y sensibilidad, al servicio de su personaje.
James Gray ha hecho una de sus películas más sentidas y filosóficas. Las secuencias en los anillos de Neptuno deben ser de las más potentes que se recuerden del cine de ciencia ficción.
Los problemas de la película son evidentes y se relacionan con la falta de desarrollo de su contenido dramático. En este aspecto, resulta ser menos audaz que 'El cisne negro' o 'Suspiria'.
No solo hace gala de una rigurosa observación en el perfecto equilibrio de cercanía y distancia; tiene, por último, una poesía agreste que saca provecho de la geografía marginal del paisaje norteamericano.
A veces evoca clásicos del género, pero lo hace de manera tímida y sin alcanzar una personalidad propia. Hood opta por crear un filme de tesis, en el que se enfatizan continuamente las justificaciones de la pulcra conciencia moral de su heroína.
Eastwood protagoniza y dirige con la solidez y tranquilidad de una roca. Como los maestros que no necesitan demostrar nada, y cuando casi todo ha sido dicho en su larga carrera.
Sin bien no muy innovadora en estas exploraciones de la ética secuestrada por el mundo de la ambición sin límites, 'War Dogs' consigue una narración vital y precisa, llena de soltura y sin pasos en falso.
'Val' no es una obra maestra. No alcanza la profundidad que a veces logra, pero no la explora completamente. Mantiene una forma de sobrevuelo y consigue momentos que conmueven.
Un filme gótico que se aleja del blanco y negro expresionista, presentando en su lugar un colorido tornasolado donde la melancolía y un desgarrado lirismo coexisten en perfecta armonía.
Con este filme, sabio y desgarrador a la vez, Paul Schrader demuestra que los años no han apaciguado en nada su necesidad de hacer un cine personal y trascendente.
No es una cinta memorable. Posiblemente, con su factura clásica y fuera de época, tengamos las mejores actuaciones que tanto Freeman como Keaton han dado en los últimos años.