Spielberg es especialista en estos homenajes nostálgicos y cubre sus imágenes con una pátina amarilla y cierto halo vaporoso de ensueño. No obstante, pese a esas virtudes, Spielberg cede a la tentación del didactismo, del discurso aleccionador.
Lo peor de todo no son las actuaciones, sino los golpes de efecto. (...) James Wan saca conejos de la chistera, pero no nos asusta. El cine de horror es cosa seria.
Una exploración fascinante no solo de un pedazo de vida, sino también de una mente caótica, atormentada y en permanente ebullición de una de las más complejas figuras del siglo XX.
Las deudas con Kubrick y su mirada impasible se saldan con nuevas maneras de desvelar las caretas de la vida diaria. Sean Durkin es un cineasta con un universo propio, y esta película lo prueba.
Si bien es una especie de monstruo audiovisual, tiene algo de alma. A pesar de su pobre estructuración e incapacidad para desarrollar historias, transmite unas ganas por expresar los problemas del país que.
Se afilia, conscientemente, a la tradición del slasher, está casi doblegado por su propia irreverencia, que a veces parece trivializar todo lo que vemos.
Queda poco por valorar en la propuesta de Guillot. Todo el filme se desluce con no pocas torpezas y falta de sensibilidad fílmica a nivel de actuaciones declamativas y teatrales. La fotografía de César Fe debe ser de las más flojas del cine peruano reciente.
Como thriller, el filme de Mendoza falla por completo. En cuanto a su faceta dramática, se presenta como un esbozo, un borrador que da la impresión de haber sido elaborado de manera burocrática, sin intentar un planteamiento audiovisual que lo eleve por encima de un telefilme amateur.
'Gilda' está llena de personajes memorables, y devuelve la esperanza en un cine latinoamericano con vocación popular. Ese que pone la cámara, con inteligencia y sensibilidad, al servicio de su personaje.
James Gray ha hecho una de sus películas más sentidas y filosóficas. Las secuencias en los anillos de Neptuno deben ser de las más potentes que se recuerden del cine de ciencia ficción.
Los problemas de la película son evidentes y se relacionan con la falta de desarrollo de su contenido dramático. En este aspecto, resulta ser menos audaz que 'El cisne negro' o 'Suspiria'.
No solo hace gala de una rigurosa observación en el perfecto equilibrio de cercanía y distancia; tiene, por último, una poesía agreste que saca provecho de la geografía marginal del paisaje norteamericano.
A veces evoca clásicos del género, pero lo hace de manera tímida y sin alcanzar una personalidad propia. Hood opta por crear un filme de tesis, en el que se enfatizan continuamente las justificaciones de la pulcra conciencia moral de su heroína.
Eastwood protagoniza y dirige con la solidez y tranquilidad de una roca. Como los maestros que no necesitan demostrar nada, y cuando casi todo ha sido dicho en su larga carrera.
Prueba que ni siquiera uno de los géneros más nobles, dentro de la tradición de Hollywood, puede detener la impericia de lo que hace una productora mediocre.