Cuando Kawase se ve empujada a desvelar los traumas pasados de sus personajes en su búsqueda de un conflicto clásico, lo hace de manera convencional y evidente. Parece que la directora no confía plenamente en su propia visión.
Brillante. Ozon ofrece una auténtica clase magistral sobre la construcción del relato, transformando este intrincado ejercicio de metaficción en una novela de misterio casi clásica.
Siendo un filme deslavazado y un tanto vulgar, 'Bad Teacher' consigue reformular los códigos de un nuevo género –el de las 'bromantic movies'– sin que se le caigan los anillos.
A Paul Verhoeven podría gustarle esta película. Su representación del imperialismo portugués presenta la suciedad en las uñas, piojos en el cabello, muelas en mal estado y un rostro descompuesto.
Hilarante fiesta surrealista, esta película destaca por su irresistible inteligencia y su gran sentido del humor. Además, celebra el cine como un espacio de libertad, donde el artista tiene la responsabilidad moral de luchar contra la realidad.
Lo más admirable de la película es la velocidad con que se desarrolla el conflicto, el modo en que saca partido de la pobreza de medios, el sentido del humor con que caracteriza a los personajes secundarios (...) es cine popular del auténtico
Intenta revitalizar con escasa fortuna la fórmula de las películas de monstruos de la Universal. Su estética recuerda a los peores episodios de 'Buffy, la cazavampiros', y el sentido del humor apelará a quienes disfrutan de chistes de Lepe.
Raimi ha mirado hacia atrás con cariño y ha firmado un «back to basics» con todas las de la ley. El músculo de algunas secuencias y la falta de pretensiones hacen de este autohomenaje un inteligente 'pan y circo' para público de multisalas.
Desconcertante. Una locura que recuerda al estilo de Rossellini. Su mayor fallo radica en que nunca consigue combinar su sarcasmo con la seriedad del viaje espiritual que enfrenta su heroína.
Johns y Alison Steadman logran explorar la profunda ternura de su amor en pleno otoño. Su interpretación, nada ostentosa, destaca como los pocos instantes auténticos de una película que se pierde en sus divagaciones.
Innegable brillantez satírica. Nunca cae en la tentación de simpatizar con su protagonista, presentando un retrato inquietante y hilarante de una comunidad rural llena de miserias y bajos instintos.
Esta magnífica película subvierte los parámetros de la comedia romántica a través de un enfoque mordaz y un genuino culto a la libertad de sus actores.
Una especie de «El club de los suicidas» en clave de libro de autoayuda que Pascal Chaumeil pule de todo asomo de humor negro para reconfortar al optimismo del gran público.
Una película admirable, aunque no siempre logra alcanzar sus objetivos. Es imposible no creer de manera plena en lo que nos narra. Es evidente que [Jonze] lucha por encontrar una conclusión adecuada para su fábula tecnoromántica, pero su talento nunca se agota.
Empieza con una de las fiestas mejor filmadas de la historia, donde Toni Servillo ofrece una actuación memorable. Sorrentino tiene la habilidad de presentarnos un mundo fascinante y complejo que nos atrapa desde el primer momento.
El guión se empeña en forzar casualidades que resultan un tanto artificiosas. Lo compensa un talento natural para la tragicomedia costumbrista y para el gag contenido.