Una ridícula historia real de autosuperación. La ñoñería es proporcional a las toneladas de agua que inundan la pantalla en sus escenas más afortunadas.
Yimou, el chaquetero. Se busca hacer más accesible al público la temible masacre de Nanking, pero Yimou la glamuriza sin temor al ridículo. Es una pena que el desarrollo del protagonista resulte completamente inverosímil.
Una película de la estirpe de 'Erin Brokovich', aunque sin el sano escepticismo de Soderbergh y con el almibarado añadido de una relación fraternal más grande que la vida.
Redford deja de lado la oportunidad de dar vida a un conjunto rígido y sin dinamismo, que, inflado de pretensión, sostiene sus puntos de vista con la intensidad de un candidato electoral que se encuentra en los últimos lugares de las encuestas.
El resultado es sólido y convencional, aunque lo que más nos interesa son sus salidas de tono. Abraza sin complejos su condición de placer culpable y se presenta como entretenimiento popular puro y duro.
Cooper busca eludir los clichés típicos de los biopics, aunque su enfoque, más artístico que en "Ha nacido una estrella", se adhiere estrictamente a las convenciones del melodrama hollywoodense. La película, aunque bien realizada, no permite ni un solo error.
El resultado es puramente didáctico, y su mensaje, obvio y directo, puede calar en el público infantil. los adultos la podemos encontrar demasiado facilona, pero su propuesta es honesta.
Lo más interesante de este documental no es el análisis fílmico de su obra sino descubrir sus métodos de trabajo, su tortuosa vida afectiva y sus eclécticos gustos cinematográficos.
Para los que creen que todavía hay nuevas perspectivas sobre Van Gogh, este filme ofrece una visión interesante. Lo más destacado es que Willem Dafoe logra transmitir una humanidad conmovedora. Sin embargo, se percibe cierta afectación en la estética, algo característico del estilo de Schnabel.
Lo mejor: Tryne Dyrholm logra sobreponerse a las trampas que plantea un personaje tan icónico y carismático. Lo peor: Si bien intenta esquivar los caminos comunes de los biopics, en ocasiones no lo logra.
La película explora a fondo la cultura romaní, presentándola con la minuciosidad propia de un documental. Sin embargo, a medida que se despliega este poderoso retrato cultural, el contexto tiende a diluir el drama de Papusza, el cual podría resonar en la historia de muchas mujeres talentosas que han sido silenciadas.
La sobredosis de información en la primera hora de la película resulta perturbadora y, en gran medida, innecesaria. Esta obsesiva atención al detalle lleva a que el filme caiga en la superficialidad.
No descubre nada nuevo bajo el sol, aunque tiene la virtud de mostrarnos el lugar de trabajo del director neoyorquino y de entrevistar a (casi) todos los que han tenido el privilegio de colaborar con él.
Es este un cine eléctrico e impulsivo que capta las irregularidades de la historia sin perder su rumbo. Lo único negativo es que no se ha estrenado la versión completa de cinco horas.
La inteligencia de 'I’m Still Here' radica en trasladar el espíritu gamberro de este proyecto conceptual a la puesta en escena, que es tanto hilarante como trágica.
Lo mejor: Al menos se esfuerza por reformular la estructura narrativa de la comedia romántica. Lo peor: Tiene una gracia y un encanto bastante limitados.
La película se esfuerza por desarrollar los gags manteniendo una buena construcción de personajes, que aunque sean simples, funcionan a la perfección. El proceso de despertar a la independencia emocional de esta torpe científica resulta ser sumamente entretenido.