Una de las virtudes más llamativas de esta singular película es su manera de trabajar la banda sonora, que dialectiza el silencio más austero con los golpes de sonido más expresivos.
El trabajo con la plasticidad de los colores saturados hasta lo ilegible y un sonido que parece surgir detrás de la imagen, en una profundidad deslumbrante, lo sigue acreditando como un joven creador de formas al que le queda mucho por explorar.
Laurie Anderson despliega su talento como artista multimedia, ofreciendo un impresionante despliegue de poesía «free style» que se convierte en un íntimo autorretrato.
La maníaca atención al detalle de la dirección, junto con la ternura que impregna el trabajo de Chalamet, son elementos que destacan las virtudes de una película capaz de acoger al espectador con un afecto contagioso.
Es una delicia la riqueza del diseño de los personajes, que resulta abrumadora. La moraleja evoluciona a lo largo del metraje de un modo francamente revelador.
Es difícil no quedar cautivado por la calidad de la animación. Es una verdadera fiesta de colores. Como película animada, “Calamity” es, sin duda, una exquisitez.
Cursi a más no poder. Ni siquiera la neobarroca dirección artística de Dante Ferretti y el vestuario de Sandy Powell la salvan de la catástrofe: son atrozmente horteras.
Singh ha afinado la monumentalidad neobarroca de su llamativo estilo, utilizándolo solo en el preludio animado. El resto se siente puramente 'mainstream', siendo una película que no se atreve a explorar la imaginería del cuento original ni a desvelar su lado oscuro.
El dilema moral que plantea el filme, bien apoyado en la excelente interpretación del cuarteto de intérpretes, tiene suficiente fuerza para que el espectador se pregunte 'Qué haría yo si…?'.
La inconsistencia dramática de ese futuro posible pone de relieve la endeblez de una película que, Romeo y Julieta mediante, quiere resucitar el éxito de «Crepúsculo» en clave «arty».
Pacino se ha entregado a la experiencia con humildad, consciente de que su actuación sería evaluada con mil ojos escépticos, y ha salido victorioso de este desafío.
Toda la cinta está impregnada de una palpable sensación de amenaza, como si en cualquier momento todo pudiera desmoronarse. La actuación de Elizabeth Olsen es sobresaliente.
Todos los conflictos que plantea 'Win Win' terminan ocultos. El desenlace es tan predecible como la rutina de esos suburbios americanos, que parecen ser exactamente iguales entre sí.
La película logra equilibrar la forma en que nos conectamos con el protagonista, combinando empatía y una distancia irónica en la medida justa. Sin embargo, los personajes secundarios se sienten sacrificados, actuando más como meros complementos decorativos que como figuras con desarrollo propio.