Una fallida sátira zombi que desvirtúa la esencia del original. No logra reflexionar sobre sí misma, limitándose a apropiarse de las ideas que caracterizaban la obra japonesa.
Lo más admirable de la película es la velocidad con que se desarrolla el conflicto, el modo en que saca partido de la pobreza de medios, el sentido del humor con que caracteriza a los personajes secundarios (...) es cine popular del auténtico
Intenta revitalizar con escasa fortuna la fórmula de las películas de monstruos de la Universal. Su estética recuerda a los peores episodios de 'Buffy, la cazavampiros', y el sentido del humor apelará a quienes disfrutan de chistes de Lepe.
Raimi ha mirado hacia atrás con cariño y ha firmado un «back to basics» con todas las de la ley. El músculo de algunas secuencias y la falta de pretensiones hacen de este autohomenaje un inteligente 'pan y circo' para público de multisalas.
Es intención de Fonzi destensar cualquier nudo. Eso juega a favor y en contra: por un lado, su visionado es puro aire fresco y, por otro, el poso que deja es tan vago y efímero como una ráfaga de viento.
Desconcertante. Una locura que recuerda al estilo de Rossellini. Su mayor fallo radica en que nunca consigue combinar su sarcasmo con la seriedad del viaje espiritual que enfrenta su heroína.
Johns y Alison Steadman logran explorar la profunda ternura de su amor en pleno otoño. Su interpretación, nada ostentosa, destaca como los pocos instantes auténticos de una película que se pierde en sus divagaciones.
La directora sucumbe a la tentación del videoclip repleto de sonrisas y dulces. Esto hace que la película se vuelva autocomplaciente y excesivamente brillante.
Innegable brillantez satírica. Nunca cae en la tentación de simpatizar con su protagonista, presentando un retrato inquietante y hilarante de una comunidad rural llena de miserias y bajos instintos.
'Toni Erdmann' es una obra excepcional. Ade logra equilibrar el tono extravagante de la farsa con una inteligencia notable, de tal forma que las escenas cómicas se entrelazan con instantes auténticamente emotivos.
Esta magnífica película subvierte los parámetros de la comedia romántica a través de un enfoque mordaz y un genuino culto a la libertad de sus actores.
Una especie de «El club de los suicidas» en clave de libro de autoayuda que Pascal Chaumeil pule de todo asomo de humor negro para reconfortar al optimismo del gran público.
Una película admirable, aunque no siempre logra alcanzar sus objetivos. Es imposible no creer de manera plena en lo que nos narra. Es evidente que [Jonze] lucha por encontrar una conclusión adecuada para su fábula tecnoromántica, pero su talento nunca se agota.
Empieza con una de las fiestas mejor filmadas de la historia, donde Toni Servillo ofrece una actuación memorable. Sorrentino tiene la habilidad de presentarnos un mundo fascinante y complejo que nos atrapa desde el primer momento.
El guión se empeña en forzar casualidades que resultan un tanto artificiosas. Lo compensa un talento natural para la tragicomedia costumbrista y para el gag contenido.