Serraille parece indecisa sobre el enfoque de su película, a pesar de que logra captar la intensidad dramática de sus personajes, aunque esta resulta algo más débil en el personaje principal.
La película se transforma en un análisis de la cinematografía de Fincher, donde cada toma y montaje se siente como una cuestión primordial de vida o muerte.
La película de Schrader no logra comunicar plenamente su melancolía, que resulta algo antipática. Carece de atonalidad y de la intensidad dramática necesaria.
Es una comedia ingeniosa que juega con los estereotipos de una sociedad del norte de España, marcada por un fuerte matriarcado y un sentido del humor peculiar.
Ceylan edifica una barrera de desilusión y nostalgia, que requiere esfuerzo para vislumbrar algo similar al ocaso. La película no elude ningún tema importante.
Lleva al extremo la premisa de los destinos alternativos y simultáneos, coqueteando con el multiverso. La propia idea de partida induce al laberinto sin salida, y hay un momento en que, desde el montaje, es difícil que el filme se desenvuelva con soltura.
En "Body", el discurso es sólido. La película sorprende al espectador con un humor negro difícil de clasificar. Aunque el público podría sentirse engañado, el mensaje se presenta de manera clara y accesible.