Lo que se nos presenta como una nueva perspectiva sobre la España del franquismo resulta ser la misma visión de siempre. Existen personajes que quedan apenas esbozados, el relato está repleto de clichés y la trama se mantiene en caminos previsibles.
Una experiencia intensa e inolvidable, tanto por lo bueno como por lo malo. Se puede apreciar la admirable estulticia de su segmento cósmico, así como la conmovedora brillantez de su núcleo dramático.
Una apasionante película de aventuras, reducida a su esqueleto más descarnado es lo más cerca que ha estado el cine de posguerra de documentar con realismo el sufrimiento heroico de aquellos que continuaron la contienda por su cuenta.
Así es la María Antonieta del Memphis de los cincuenta de Sofía Coppola. El problema de "Priscilla" es que se siente como una película atrapada en su propia narrativa.
Trabaja la idea del multiverso. Es una pena que la película sea tan lenta en su desarrollo. Sus ínfulas autorales le afectan, aunque en ocasiones esto resulta positivo.
Lo más fascinante de “Il buco” es que se trata de una reconstrucción del pasado que la Naturaleza proyecta hacia el presente. Ocurre en un limbo del tiempo.
Se agradece que 'Final Portrait' se aleje de las convenciones del ‘biopic’ al uso. En todo caso, la propuesta llega muy pronto a un callejón sin salida.
Larraín, al actuar como forense de sus gestos y presentándonos de manera fría su miedo a perder el control, no logra plasmar en imágenes la verdadera naturaleza de su personaje, que es 'más grande que la vida'.
La película no logra generar empatía hacia las motivaciones emocionales de sus personajes. La frialdad en la narración se convierte, en este caso, en un defecto significativo.
El fiel retrato del ambiente de trabajo del mundo del tebeo en el franquismo, junto con la impactante actuación de Santiago Segura, convierten a esta película en una grata sorpresa.
Las conversaciones carecen de fluidez y se puede notar el potencial que tendría esta película si hubiera estado en manos de un guionista como Aaron Sorkin. Al final, solo quedan momentos que se desvanecen en la memoria, aunque Helen Mirren destaca en su actuación.
Pohlad compara el pasado y el presente de los personajes, inspirándose en una historia real, pero no logra evitar una monotonía narrativa que afecta el ritmo del filme, llevándolo por caminos más predecibles.
Modélica a través de un afinadísimo concepto del montaje, la película se convierte, de una manera insólita, en una reflexión sobre el poder destructor del deseo encarcelado por el paso del tiempo.
A ratos parece que Crialese organiza "L’immensità" alrededor de la estupenda interpretación de Penélope Cruz. Cuando ella no está en el centro de la historia, "L’immensità" se siente menos impactante.
En el plano teórico es una obra estimulante y provocativa, pero, en la práctica, por muy cruel que sea la violencia infligida a las víctimas, no consigue reventar su propia burbuja.
¿Por qué parece que no se adentra en los misterios del deseo femenino o en la relación entre arte y perversión? ¿Cuál es la intención de Guadagnino al dirigirla, además de intentar corregir al maestro Argento?