Con su diálogo confuso y sus escenarios industriales de lujo, se esfuerza por ser original. Pero, bajo su apariencia indie, es en realidad otra contemplación de la incomprensión generacional.
Es la clase de película inusual que comprende cómo los niños preadolescentes, solitarios e inseguros, pueden verse tan abrumados por sus emociones que pierden la noción de los límites.
How to Kill Your Neighbor's Dog nos recuerda que, en lo que a comedias se refiere, todo se basa en la escritura. El guión del Sr. Kalesniko, satíricamente mordaz y que recuerda a los mejores días de Blake Edwards, despliega una energía verbal que raramente desfallece.
Aunque está crudamente interpretada, con secuencias de acción ridículamente ineptas y una historia que tiene poco sentido, tiene el pulso febril de una película clásica de serie B.
Desarrolla un irritante juego de 'al escondite' en su narrativa, duplicándose continuamente sobre sí misma. Ordenada, previsible, sumamente exigente en sus detalles y carente de la mínima pizca de humor.
Hay algo intrínsecamente ridículo en las películas de zombis. 'Shaun of the Dead' juega con habilidad con esa ridiculez y logra una recompensa a nivel dramático.
La secuela es una comedia de terror adolescente descuidada y mal interpretada, con un montaje demasiado frenético que dificulta la generación de suspense, además de contar con efectos especiales de baja calidad.