Las escenas iniciales reflejan la decadencia del sur de Florida, mostrando el mal de una forma tan atractiva que, al perder el rumbo, se puede llegar a justificar su transformación en una autoparodia estridente.
El Sr. Oldman y el Sr. Ford son los únicos actores en la película de Robert Luketic que logran sortear la monótona jerga del guión, cuya repetitividad se siente desgastante.
El guión aborda de manera directa las preocupaciones relacionadas con el envejecimiento, un tema poco tratado en el cine, y no se detiene a ofrecer soluciones reconfortantes.