How to Kill Your Neighbor's Dog nos recuerda que, en lo que a comedias se refiere, todo se basa en la escritura. El guión del Sr. Kalesniko, satíricamente mordaz y que recuerda a los mejores días de Blake Edwards, despliega una energía verbal que raramente desfallece.
Desarrolla un irritante juego de 'al escondite' en su narrativa, duplicándose continuamente sobre sí misma. Ordenada, previsible, sumamente exigente en sus detalles y carente de la mínima pizca de humor.
Hay algo intrínsecamente ridículo en las películas de zombis. 'Shaun of the Dead' juega con habilidad con esa ridiculez y logra una recompensa a nivel dramático.
La secuela es una comedia de terror adolescente descuidada y mal interpretada, con un montaje demasiado frenético que dificulta la generación de suspense, además de contar con efectos especiales de baja calidad.
Kevin Smith ha hecho una película tan falsa y tan irritante, que es el equivalente fílmico de hacer ruiditos gorgoteantes y cosquillear a un bebé en la barbilla durante 103 minutos.
Ingeniosa y sociológicamente astuta reflexión sobre la atracción de los polos opuestos. Un denso microcosmos social que la película, bien interpretada, examina con agudeza y humor. Los personajes son realmente completos.
Describir 'And Now a Word From Our Sponsor' como una parodia de una sola broma alargada no es del todo justo, ya que cuando se utiliza ingeniosamente, que es muy rara vez, la broma funciona.
El oficio del Sr. Martin no hace sombra al genio instintivo de Sellers. Muchos de los chistes no da tiempo a asimilarlos antes de que aparezca la siguiente broma.
Una versión superficial y llamativa de 'Pulp Fiction'. El equivalente cinematográfico de un chaval de instituto que está desesperado por demostrar que sabe más que el profesor.