La directora y su elenco evitan centrarse en las peculiaridades de los personajes, y en su lugar, nos evocan con ternura los secretos de la infancia que vivíamos con nuestros hermanos.
Su historia limitada y ejecución inconsistente reducen el impacto de sus interesantes reflexiones sobre la depresión, el perdón y la necesidad de atender al niño interior.